Amamos la pizza, la comida italiana y a Italia en general, por eso, esta Focaccia nos alegrará el día con su sabor tan delicioso gracias a su receta tradicional.
Origen
Prima hermana de la pizza, la focaccia contó con su minuto de gloria en los escritos de Catón (200 a.C.). Aunque las historias más curiosas sobre esta deliciosa hogaza, preparada con hierbas aromáticas, provienen del siglo VI.
¿Sabías que los genoveses consumían este pan en plena misa? Diez siglos después, la receta de la focaccia se reprodujo con asiduidad cuando los piratas sitiaron la región de Liguria. Focaccia significa hogaza en italiano y se trata de un pan plano cubierto con hierbas y otros productos que puedes comer caliente o frío y si lo quieres recalentar hay un truco para calentar dos a la vez en una bandeja en el horno, como la pizza. No se sabe muy bien si esta receta procede de los etruscos o de los griegos, pero lo cierto es que los italianos son los que han internacionalizado esta receta
Consejos para hacer la focaccia italiana
¿Qué harina utilizar para la focaccia?
Lo ideal es utilizar harina de fuerza, que es una harina con mucho gluten, la más indicada para amasar pan, pizza y bollería. Normalmente es fácil de conseguir en grandes superficies, pero si no la encuentras la puedes pedir online.
La levadura
Tiene que ser levadura de panadero, seca o fresca. No es necesario disolverla en el agua ni esperar que fermente, se mezcla directamente con los otros ingredientes.
Levado de la masa de focaccia
Hay que dejar levar la masa siempre tapada y en un lugar templado (no caliente), lejos de corrientes de aire. El horno apagado con la luz encendida es perfecto. También podéis calentar el horno a 50°C, luego apagarlo e introducir la masa para acelerar el proceso, sobre todo en invierno.
Horneado de la masa
Conviene comenzar la cocción con la focaccia en la parte más baja del horno para que se dore por debajo, y luego subirla a la parte central.
Con qué acompañar la focaccia
Por sí sola, una buena focaccia básica ya es una delicia que no necesita más que una buena cerveza o cualquier otra bebida fresca, ya que además es perfecta para el aperitivo. No es lo más canónico, pero podemos servirla acompañando alguna comida ligera, siempre que no sea pizza ni pasta.
Una ensalada o sopa fría sería la pareja ideal para, por ejemplo, completar una cena de verano. Me parece también perfecta para servir en un menú de picoteo o en una barbacoa. Y apetece incluso como desayuno tardío, brunch o merienda.
La espera es compensada
Está más rica el día en que se hornea, pero aguanta bien una o dos jornadas, bien envuelta y sin cortarla del todo. Si se reserca, se puede mojar en aceite, pasar por el grill o tomar con queso y embutidos. Cortada en porciones frescas congelan estupendamente bien.
Ideas para la cobertura
La primera vez recomendamos no complicarse mucho con la cobertura: solo se necesita buen y abundante aceite de oliva virgen extra, alguna hierba aromática y sal. Pero además sugerimos los siguientes ingredientes para probar.
Tomate seco previamente hidratado en aceite (importante que esté hidratado o se quemará). Una buena idea es hidratarlos en casa en nuestro aceite favorito, toda la noche, y usar ese aceite para la focaccia.
- Aceitunas negras o verdes de buena calidad.
- Tomate fresco no muy maduro, mejor si son cherrys.
- Cebolla o puerro en rodajas no muy finas.
- Mozzarella de búfala, queso azul, feta o rulo de cabra.
- Anchoas, jamón, panceta, chorizo, chistorra…
- Pimiento asado, calabaza cocida o asada, calabacín a rodajas finas…
- Uva, cerezas, naranja, melocotón, arándanos…
Ingredientes
Para 5 personas
- Harina de fuerza 200 g
- Harina de trigo común 300 g
- Levadura seca de panadería 7 g
- Azúcar 10 g
- Sal fina 10 g
- Agua 350 g
- Aceite de oliva virgen extra para pincelar
- Hierbas provenzales al gusto
- Sal gruesa al gusto.
Dificultad: Media
Tiempo total 1 h
Elaboración 45 m
Cocción 15 m
Reposo 3 h
Elaboración
Combinar en un recipiente las harinas con la sal. Formar un hueco y echar el agua con el azúcar y la levadura. Empezar a mezclar hasta homogeneizar, tapar con un paño y esperar 10-15 minutos.
Comenzar a amasar. Como es una masa húmeda, se puede usar una amasadora o robot con gancho de amasar (unos 8-10 minutos), o se puede hacer a mano. Es más fácil si los primeros minutos se hacen pliegues de la masa sobre sí misma usando una rasqueta ligeramente engrasada con aceite. Hay que procurar no añadir más harina.
Engrasar la mesa de trabajo, echar la masa y amasar a mano, engrasándolas de vez en cuando con aceite o humedeciéndolas con agua, trabajando de corrido o con amasados cortos y reposos de 15-30 minutos.
Cuando la masa esté lisa, elástica y suave, tapar con un paño húmedo o film de cocina dentro de un recipiente engrasado, y dejar levar hasta que casi doble su tamaño. No debería tardar más de una hora, pero depende mucho de la levadura, el amasado y la temperatura.
Engrasar bien con aceite una bandeja rectangular de unos 15×25 cm (aproximadamente) y unos 3 cm de altura. Echar con suavidad la masa levada y extenderla ligeramente sin aplastarla, extendiéndola desde la parte inferior con las manos engrasadas. No tiene que quedar perfecta, ella sola se extenderá. Pincelar con aceite y dejar levar 20-30 minutos.
Precalentar el horno a 250-240ºC. Volver a extender la masa con mucha suavidad, cogiéndola desde abajo y estirándola con los dedos, sin llegar del todo a los bordes de la fuente. Volver a pincelarla con aceite y practicar unos huecos por toda la superficie hundiendo los dedos. Volver a regar con un poco más de aceite y dejar reposar 10 minutos.
Aderezar con los ingredientes deseados, sin sobrecargarla. En este caso, tomates secos picados y hierbas provenzales. Presionarlos con suavidad, añadir más aceite y dejar reposar de nuevo 10 minutos. No dejar que suba más de 3 cm de altura.
Finalmente aderezar con otro chorro de aceite, añadir sal gruesa e introducir en el horno. Hornear 5 minutos, bajar la temperatura a 220ºC y continuar horneando hasta que esté bien dorada, unos 15-20 minutos en total. Regar con aceite nada más salir del horno, esperar 5 minutos, desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.