La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha decidido este miércoles otorgar el Premio Abel 2021, considerado el ‘Nobel’ de las matemáticas, a László Lovász, de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (Hungría) y a Avi Wigderson, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (Estados Unidos).
El jurado ha decidido conceder este galardón a ambos «por sus contribuciones fundamentales a la ciencia computacional teórica y las matemáticas discretas», reconociendo así «su destacado papel para convertirlas en campos centrales de las matemáticas modernas».
Según indica la Academia en un comunicado, la teoría de la ‘complejidad computacional’, que trata sobre la velocidad y eficiencia de los algoritmos, nació en la década de 1970 y se ha convertido en un campo consolidado tanto de las matemáticas como de la ciencia computacional teórica. Es en la actualidad un campo de gran importancia que aporta la base teórica para la seguridad en Internet.
El trabajo de László Lovász y Avi Wigderson ha desempeñado un importante papel en este avance. «Lovász y Wigderson han liderado este avance durante las últimas décadas; su trabajo se entrelaza en muchos sentidos y, en particular, los dos han contribuido en gran medida a entender la aleatoriedad en computación y a explorar los límites de la computación eficiente», ha explicado Hans Munthe-Kaas, presidente del Comité Abel.
Según destaca Munthe-Kaas, gracias al innovador trabajo de ambos, las matemáticas discretas y el relativamente joven campo de la ciencia computacional teórica se han consolidado como áreas centrales de las matemáticas modernas.
El Premio Abel está dotado con 7,5 millones de coronas noruegas (unos 740.000 euros).
LÁSZLÓ LOVÁSZ
Una de las principales repercusiones del trabajo de Lovász (Hungría, 1948) ha sido determinar cómo las matemáticas discretas pueden abordar cuestiones teóricas fundamentales en la ciencia computacional. Además de su trabajo en el soporte fundamental de la ciencia computacional, Lovász ha ideado también potentes algoritmos con una amplia variedad de aplicaciones.
Uno de ellos, el algoritmo LLL, que debe su nombre a Lovász y los hermanos Arjen y Hendrik Lenstra, representó un avance conceptual en la comprensión de los retículos y ha tenido aplicaciones destacables en ámbitos como la teoría de números, la criptografía y la computación móvil. En la actualidad, los únicos sistemas de encriptación conocidos capaces de resistir el ataque de un computador cuántico se basan en el algoritmo LLL.
Lovász ha obtenido numerosos galardones, como el Premio Wolf 1999, el Premio Knuth 1999, el Premio Gödel 2001 y el Premio Kyoto 2010. Además, fue presidente de la Unión Matemática Internacional entre 2007 y 2010.
AVI WIGDERSON
Según destaca la Academia, la contribución de Wigderson (Israel, 1956) para ampliar y ahondar en el campo de la ‘teoría de la complejidad’ es «posiblemente superior a la de cualquier otra persona».
Wigderson ha desarrollado investigaciones en los principales problemas abiertos en la teoría de la complejidad. Ha sido coautor de artículos con más de 100 personas y ha profundizado en las conexiones entre las matemáticas y la ciencia computacional.
La aplicación más importante a día de hoy de la teoría de la complejidad es la criptografía en Internet. A principios de su carrera, Wigderson realizó contribuciones fundamentales en este ámbito, como la demostración de conocimiento cero, utilizada actualmente en la tecnología de las criptomonedas.
En 1994, Wigderson obtuvo el Premio Rolf Nevanlinna de ciencia computacional. Entre sus muchos otros galardones se encuentran el Premio Gödel 2009 y el Premio Knuth 2019.