Exmiembro de la OMS: «Las vacunas no llegarán a países en desarrollo hasta dentro de dos años»

El exdirector del programa de medicamentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Germán Velásquez, actualmente consejero especial para políticas y Salud del South Centre y presidente de la Cátedra de Farmamundi/ UCM sobre el acceso a medicamentos, ha advertido de que las vacunas para hacer frente a la Covid-19 «seguramente llegarán a los países en desarrollo, pero de aquí a unos dos o tres años, cuando ya todo el mundo se haya vacunado prioritariamente».

Así se ha pronunciado el experto durante la webinar ‘La COVID-19: nuestra gran pandemia. Una epidemia más para muchos países del Sur’, organizada por Farmamundi. Para Velásquez, la situación de la vacunación del coronavirus en estos países será como la que ya se vivió con los fármacos antirretrovirales para el VIH hace algunos años. «Los primeros antirretrovirales salieron en el año 2000 más o menos, y solo en el año 2005 empezaron a llegar masivamente a África, el continente más afectado por el sida», ha explicado.

«Hace un año, todos los países se comprometieron, de forma voluntaria, con la iniciativa Covax para que la vacuna frente a la Covid llegase de una manera inmediata, igualitaria y equilibrada a todos los lugares; sin embargo, está pasando exactamente lo contrario», ha alertado Velásquez, que ha hecho hincapié en que «Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Inglaterra, Israel, Canadá o Australia han acaparado físicamente la vacuna».

En este sentido, el exdirector del programa de medicamentos de la OMS ha lamentado el rechazo ratificado por parte de Estados Unidos, la UE, Brasil, Japón, Australia y Canadá a la petición de excepción a estas patentes realizada recientemente por África del Sur e India en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Así, ha remachado que la vacuna es «un bien público mundial y que, por tanto, no se puede patentar».

SITUACIÓN DE LA COVID-19 EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

Por su parte, la especialista en medicina comunitaria y pediatra en el Institut Català de la Salut, Louise Lalu Dimandja, nacida en la República Democrática del Congo (RDC), ha señalado que en este país, a la vista de los datos, la Covid-19 tiene «una prioridad media» porque «mata más el hambre que el coronavirus», ha señalado. «La prioridad son otras enfermedades, como el VIH, porque no hay medicamentos, no llegan, o el abastecimiento de vacunas de las enfermedades de los niños», ha apuntado.

Al respecto, el pediatra y epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona, Quique Bassat, especializado en medicina tropical, ha recordado que en el Congo «se han registrado hasta este momento de pandemia 27.000 casos y tan solo 717 muertes, lo que parece déficit claro de reportaje de casos». Sin embargo, continúa, aunque esto sea cierto, ya que es un problema que ocurre en todos los países africanos a excepción de Sudáfrica, «existen estudios sero-epidemiológicos que muestran que el virus circulante es mucho mayor, y que las infecciones reales que están ocurriendo en África son mucho más frecuentes de lo que consta en las cifras oficiales», ha afirmado

«Esto me hace reflexionar sobre si hay una expresión clínica diferente de las infecciones por SARS-CoV-2 en la población africana y realmente solo estamos viendo los casos más graves y que motivan ayuda sanitaria», ha sugerido Bassat. Para el experto, las razones de esta expresión clínica más leve reside, en primer lugar, en la amplia base de su pirámide poblacional. Es decir, la gran mayoría de sus habitantes son niños o jóvenes, a diferencia de los países europeos, por ejemplo, donde la pirámide está invertida y los grupos poblacionales más comunes son los adultos.

Asimismo, el especialista ha recordado que la proporción de enfermos con patología crónica importante es muy diferente en el continente africano. «En nuestro entorno tenemos mucha diabetes, hipertensión y obesidad, así como muchas comorbilidades que claramente están asociadas con un mayor riesgo de enfermar gravemente, mientras que en el continente africano la prevalencia de estas enfermedades es menor». Todo esto, prosigue, hace lógico que se estén diagnosticando menos casos con traducción clínica importante en África.

«Pese a ello, sigue siendo destacable que en países como RDC o Mozambique el acumulado desde el inicio de la pandemia sea parecido a lo que teníamos aquí en un único día en los peores meses de la pandemia», ha subrayado Bassat. «Que un país de 100 millones de habitantes solo haya reportado 700 y pocas muertes muestra que hay algo diferencial», ha reiterado.

Con todo, ha especificado que las consecuencias indirectas de la Covid son las que causan ahora mismo una mayor problemática en el África Subsahariana. «Las restricciones al movimiento causaron problemas muy serios a la hora de recibir vacunas para los niños, a la hora de atender a las mujeres embarazadas en las consultas prenatales o para atender a los enfermos de malaria, porque no se podían mover y tenían miedo de acudir al sistema de salud», ha comentado Bassat.

A su juicio, las secuelas colaterales de la Covid en África son, por tanto, más mortalidad por enfermedades prevenibles por las vacunas; más enfermedad y mortalidad por patologías como la malaria; peor control del embarazo y, por tanto, mayor patología perinatal. «Todo ello se traduce en un empeoramiento de los indicadores más básicos de salud», ha resumido Bassat.

«Ahora quizá es el momento de volver a analizar la situación y ver qué medidas deben mantenerse, cuáles no son estrictamente necesarias y cuáles acaban siendo contraproducentes para la salud de la población», ha defendido el experto, recordando que hay países en África donde las escuelas siguen cerradas. «Ahora sabemos que probablemente esa no sea la estrategia más adecuada, sobre todo porque precisamente en las escuelas se sirve comida, y eso es un factor añadido de protección frente a la malnutrición», ha concluido.