Un estudio dirigido por el instituto de investigación sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico de València, muestra la eficacia de la rifaximina (antibiótico semisintético) para modificar las alteraciones neurológicas e inflamatorias en pacientes con encefalopatía hepática mínima (EHM).
Esta investigación es el objeto de la tesis de Mª Pilar Ballester, licenciada en Medicina en la Universitat de València y especialista en Aparato Digestivo con contrato ‘Río Hortega’, bajo el título ‘Caracterización del deterioro neurológico y la respuesta al tratamiento con rifaximina en pacientes con encefalopatía hepática mínima’.
El objetivo era ahondar en el conocimiento de la enfermedad, contribuir al diagnóstico precoz y diseñar nuevos tratamientos. El 40% de los pacientes con cirrosis presentan EHM, que provoca deterioro cognitivo, alteraciones motoras y reduce su calidad de vida y su supervivencia, explica el centro en un comunicado.
La EHM progresa a EH clínica y puede conducir al coma y la muerte. Unos dos millones de personas padecen EHM en la UE, lo que supone un problema social, clínico y económico importante. La detección temprana y el tratamiento y prevención del deterioro cognitivo y funcional mejoraría la calidad de vida, la supervivencia y la vitalidad de los pacientes con enfermedades hepáticas crónicas y reduciría las hospitalizaciones y la demanda de recursos al sistema de salud, mejorando su sostenibilidad.
Actualmente no hay un método que permita diagnosticar la presencia de EHM de forma rutinaria, sencilla y precisa en la práctica clínica, por lo que determinar los factores de riesgo de EHM, caracterizar correctamente las alteraciones cognitivas y funcionales y su relación con los parámetros inflamatorios es clave para ahondar en el conocimiento de la enfermedad y contribuir al diagnóstico precoz.
El tratamiento temprano con rifaximina había demostrado mejorar las alteraciones neurológicas y la calidad de vida, con una buena tasa de adherencia y de efectos secundarios. Sin embargo, hasta el momento se desconocía el mecanismo de acción de este fármaco y el subgrupo de pacientes que podría beneficiarse de su administración.
La tesis de Ballester pretendía detectar los cambios que se producen en el sistema inmune y a nivel cerebral en los pacientes en los estadios más tempranos de deterioro cognitivo y funcional leves, así como identificar señales cerebrales o marcadores en sangre que proporcionen información de lo que ocurre en el cerebro yestablecer si la rifaximina es capaz de modificar las alteraciones neurológicas e inflamatorias en pacientes con EHM cuando se les administra, lo que permitirá diseñar, ensayar e individualizar nuevos tratamientos más eficaces.
El fin último era realizar una investigación de calidad sobre el proceso del deterioro cognitivo asociado al desarrollo de patologías como la enfermedad hepática crónica o la diabetes, contribuyendo a mejorar la asistencia médica que nuestro sistema de salud ofrece al paciente.
Esta investigación, entre 2015 y 2020, se basó en un estudio prospectivo de una cohorte de pacientes con cirrosis controlado en los hospitales Clínico y Arnau de Vilanova. Se excluyeron pacientes con enfermedad neurológica o psiquiátrica, episodios de encefalopatía hepática previos, consumo de alcohol o drogas, infección o hemorragia digestiva recientes, tratamiento antiviral activo, TIPS o hepatocarcinoma.
Los pacientes con EHM recibieron rifaximina y se evaluó la respuesta con el test de referencia PHES (Psychometric Hepatic Encephalopathy Score) a los 3-6-12 meses. Se repitieron los test psicométricos y los análisis de sangre y se compararon en función de la respuesta al tratamiento.
Como conclusión, la investigación mostró que una gran proporción de pacientes con cirrosis presentaba alteraciones neurológicas detectadas con test psicométricos específicos e infradiagnosticadas por el PHES, asociadas a un estado de inflamación sistémica que podría ser revertido con la rifaximina.
Tras este proyecto, la intención es continuar investigando para mejorar el tratamiento del deterioro cognitivo y funcional en pacientes cirróticos con EHM y clínica, así como el diagnóstico temprano de la EHM, lo que permitirá atender a pacientes que ahora no son tratados.
La tesis, dirigida por la profesora Carmina Montoliu y el doctor Miguel Ángel Serra, contó con financiación del Instituto de Salud Carlos III.