Isabel Pantoja está viviendo el peor momento de su vida y no precisamente por los problemas que tiene con su hijo, sino por cómo está quedando su imagen pública. Lo peor para una persona que trabaja gracias a su público es que haya testimonios que arremetan contra ella y que además, se demuestre que esa persona a la que teníamos idealizada por verla como alguien imposible actúa con maldad y con ambición.
En el caso de la tonadillera, son muchos factores los que influyen. En primer lugar, la cantante se ha vendido todos estos años como la mejor madre del mundo, la que se desvive por su pequeño del alma y eso se ha desmentido con las entrevistas que ha dado Kiko Rivera en televisión y prensa escrita.
Por su fuera poco esto, todas las deudas que Isabel Pantoja tiene con la gente que le ha prestado dinero en sus peores épocas, hacen ver que la cantante es una persona mentirosa y sobre todo, ambiciosa. Se cree que está por encima del bien y del mal, lo que implica que ese público al que cantaba no quiera saber nada de ella porque se ha dado cuenta en estos meses que su ídola no es la que pensaban.
De nada vale decir que Agustín Pantoja es el culpable de todos los males de Isabel, ella es una mujer adulta que sabe en todo momento lo que hace y lo que no. Incluso peor que su entrada en prisión que muchos seguidores justificaron por estar cegada de amor por Julián Muñoz, es todo lo que le está pasando.
El silencio en esta ocasión no le está favoreciendo, la hunde todavía más en ese fango del que ya es imposible salir. Pocos serán los que quieran ir a verla a un concierto después de la imagen que se ha confirmado durante todos estos meses en medios de comunicación… no hay dudad de que después de esto hay un antes y un después en su vida y ella misma es la culpable de que esa historia que, incuestionablemente, ha hecho en España se vea manchada y olvidada por todo ese público que la jaleaba y aplaudía encima de lso escenarios.