Pucherazo es como a los fraudes electorales que fueron usados principalmente durante la Restauración borbónica en España. Este acuerdo permitía la alternancia de poder, previamente pactada, por el Partido Conservador y el Partido Conservador. Es decir, que entre los dos se turnaban para poder gobernar, asegurando así la estabilidad del régimen de la restauración. Este control electoral era llevado a cabo gracias a que algunas instituciones, como el ministro de la Gobernación, los gobernadores civiles, los alcaldes y los caciques de las localidades.
Funcionamiento del pucherazo
En primer lugar el ministro de la Gobernación se encargaba de crear las listas de los políticos que querían fuesen elegidos, estos era conocidos como los encasillados. Luego estas listas eran transmitidas a los gobiernos locales, donde los gobernadores se encargarían de ejercer presión política, económica y social para así asegurarse de que se obtuvieran los resultados deseados. Y para conseguir esto, les encomendaban a los caciques esta misión. Los caciques eran como se le conocían en aquel entonces a los grandes terratenientes de las localidades, los cuales eran usados por los gobernadores para ejercer la presión. A esto se le conocía como caciquismo. Como pago, los terratenientes obtenían beneficios y favores de los gobernadores.
Pero para asegurarse de que las elecciones salieran de acuerdo al plan, se recurría al pucherazo. Esto aseguraba la elección de los encasillados y por ende el pacto entre los partidos políticos. El pucherazo iba mucho más allá que la compra de los votos o la manipulación de las actas. Para asegurar el pacto también recurrían otras tácticas fraudulentas, como la inscripción de personas de otras localidades y municipios, o también llamados cuneros. También usaban a trabajadores públicos, quienes se hacían pasar por civiles e iban a las urnas electorales a votar bajo el nombre de personas fallecidas. Esto último se le conoce como los lázaros, en alusión al personaje bíblico.
Como si todo esto fuera poco, luego de recoger los votos, las papeletas eran guardadas en pucheros que es de donde se originó la popular denominación. Luego de esto, se añadían votos o se sustraían de las urnas electorales, todo esto para así poder obtener el resultado deseado.
El pucherazo en la Restauración
Desde el inicio del régimen liberal, todas las elecciones habían sido ganadas por los mismos gobiernos que las convocaban. Pero en 1878, luego de la Restauración y con la Constitución española de 1876, se intentaron aplicar algunas medidas para llevar a cabo elecciones más libres. Para ello las elecciones pasaron de durar varios días a solo uno, evitando así las oportunidades para realizar fraudes. Aunque, el sufragio censatario se había vuelto a aplica, es decir, solo una parte de la población podría inscribirse en el censo electoral, siempre y cuando cumpliera con ciertos requisitos. A pesar de estas medidas el panorama electoral se veía empañado por los fraudes.
Para 1907 se aprobó una ley con el objetivo de eliminar el pucherazo, si bien en teoría parecía funcionar, en la práctica los procedimientos solo fomentaban el fraude electoral.
Durante la Crisis de la Restauración llegaron a celebrarse elecciones, en las cuales ninguno de los partidos consiguió obtener la mayoría suficiente para poder gobernar (1918 y 1919). En estas elecciones no se logró obtener ninguna mayoría debido al endurecido sistema electoral, lo cual significó la suspensión de las garantías constitucionales. Para 1920 y 1923 seguían sin haber mayorías absolutas, aunque una mayoría era amplia, relativamente. Sumando a una dispersión de las minorías, que al final no dificultó la formación de gobiernos al partido vencedor.
El pucherazo en la Segunda República
Ya en la Segunda República se tomaron medidas para evitar algún pucherazo u otro fraude, manteniendo las elecciones transparentes y limpias. Entre algunas de las medidas que se tomaron fueron los interventores de los partidos o las marcas de tinta en los dedos de los votantes.
A pesar de esto, algunos extremos de la ley electoral no eran del todo ecuánimes, lo cual terminó causando algunas acusaciones sobre irregularidades, particularmente en los casos en los cuales se obtenían menos cantidad de votos ante una gran diferencia de escaños.
El control de estas elecciones no era responsabilidad de algún organismo independiente, ya que en su lugar de pendían de alguna comisión conformada por los parlamentarios electos. Esto generó algunas críticas, como en el caso de las elecciones de 1936.
Otra controversia se generó en 1936, en el Proyecto de Estatuto de Autonomía de Galicia. La Constitución republicana exigió la mayoría de dos tercios de Sí, en cuanto a los referendos de Estatuto de Autonomía, no sobre votantes, sino pues en personas censadas. Ese sí tan elevado fue bastante discutido, y catalogado por algunos propios partidarios como un “santo pucherazo”.
El pucherazo en el Franquismo
Entre 1947 y 1976 se llegaron a convocar tres referéndums, dos elecciones para los procuradores en Cortes de representación familiar, e incluso ocho elecciones municipales para poder elegir a los concejales del mismo tercio.
Llegaron a realizarse dos consultas populares con la finalidad de ratificar los resultados a través de un referéndum, las llamadas Leyes Fundamentales del Reino. Las elecciones que se llevaron a cabo bajo una fuerte represión no contaban con garantías, caracterizándose por resultar en una elevada cantidad de Síes, además de extraordinarias cifras de participación.
El pucherazo durante la transición a la democracia
A partir de 1977 las elecciones comenzaron a realizarse mediante un sistema electoral proporcional, en lugar de mayoritario. Para ello se aplicó el sistema D´Hondt para repartir los escaños. A pesar de esto las críticas surgieron, específicamente por parte de la circunscripción provincial, sumado al hecho de que algunas provincias contaban con poca densidad poblacional. Esto beneficiaba a los partidos mayoritarios, a nivel estatal y autonómico, perjudicando a su vez a los partidos minoritarios.
Se presentaron ocasionalmente algunas irregularidades en el voto por correo, así como los votos que procedía por la migración, las cuales se investigaron como delitos electorales.