Atlético de Madrid y Real Madrid se ven las caras una vez más en el marco de LaLiga Santander, por lo que Diego Simeone y Zinedine Zidane medirán fuerzas para dirimir el nuevo campeón del torneo. Cierto es, que el equipo rojiblanco tiene una ventaja de cinco puntos; así que pase lo que pase en el derbi de la capital española, estos permanecerán en el primer lugar. Sin embargo, el choque pinta como trascendental; porque si lo ganan los blancos quedarán a solo dos puntos de distancia, pese a que el Atlético tiene todavía un partido menos, que recuperará el 10 de marzo; pero si los entrenados por el argentino son los vencedores, estos se irán arriba por ocho puntos del Madrid, aún con la posibilidad de aumentar esa ventaja mucho más si vencen al Athletic Club en el partido que deben.
Si bien el FC Barcelona y el Sevilla están en la pelea, los azulgranas con la misma cantidad de puntos que los merengues y los hispalenses un poco más atrás, aunque también deben un partido; lo cierto es que los de Simeone darían así un golpe sobre la mesa, con lo que se alejarían de su rival citadino y mantendría a una distancia prudencial al Barça, que debe ganar al Osasuna para seguir en la lucha. El campeonato está que arde y el Wanda Metropolitano será el escenario en el que los dos clubes no solo dictarán quien domina esta temporada en Madrid, también se acercarán un paso más hacia un título más que anhelado. Con estilos muy distintos y alejados uno del otro, el argentino y el francés chocarán con las ansias de una victoria que los eleve a los altares.
Una defensa de piedra con un ataque mortal
Para Simeone el esquema está claro desde hace mucho tiempo. Eso que llaman «Cholismo» no es solo ese pundonor o garra que le ponen sus jugadores en el campo o la emoción y conexión que sienten los aficionados; esto además significa un estilo de juego muy identificable, en el que la defensa es la premisa máxima y en la que se basa todo el entramado táctico del entrenador argentino. Si bien esta ha presentado un matiz muy claro en esta campaña, gracias al cambio de sistema que aplicó Simeone, en el que ahora juegan con tres centrales y dos carrileros muy largos que hacen la función tanto de ataque como de defensa. Lo cierto es que el estratega colchonero aplicó este cambió para darle entrada a un Mario Hermoso que estaba destacando mucho y a un Carrasco que es mejor cuando tiene toda la banda para él.
Aunque el belga puede que no haga las labores defensivas de una forma tan correcta, su velocidad lo hace volver a tiempo y aportar a la marca; pero si no llega, Hermoso se acomoda allí y al bajar Trippier, que es el otro carrilero, ya tienen una defensa armada. Aunque la zaga ha cambiado y no es tan segura como antaño, el sistema ha funcionado y con Oblak en el arco se ha mantenido en la cima. No obstante, a la defensa se le ha agregado un ataque muy capaz; porque con el tridente con el que cuenta Simeone, de Luis Suárez, Joao Félix y Marcos Llorente, la verdad ahora está ganando esos partidos que antes se le escapaban. La llegada sobre todo del uruguayo le ha dado ese desequilibrio que le faltaba y por el que ahora sienten que atacan igual de bien que defienden.
Zidane busca movimientos y pases rápidos
Con Simeone no ha escapatoria. A su juego defensivo y de contragolpes letales, ahora le ha agregado esa variante de vértigo con más ataque que le aporta Luis Suárez y que los hace ser más temibles. Sin embargo, con Zidane puede que vuelva a sufrir ese traspiés de la primera vuelta, debido a que había sido el único equipo que había sido capaz de ganarles. En ese partido, el plan y el gol tempranero de Casemiro arregló un poco las cosas; pero el francés siempre va enfocado en un solo juego desde el final de la temporada pasada: seguridad atrás y movimientos rápidos arriba. El problema es que las irregularidades del Madrid hacen que el estilo de juego nunca pueda definirse bien y puede que atrás logren defenderse bien, pero arribas es que todo el entramado se cae debido a que no concretan.
Las ocasiones se desperdician unas tras otras por la falta de puntería y quedan siempre a merced de lo que pueda sacarse de la chistera Benzema. Si este no está en su día recurren a centros por granel al área sin más rematador que un Casemiro que se ha erigido como delantero de guardia. A pesar de eso el equipo trata de jugar a la o que mostró al principio del duelo contra el Atalanta: movimientos rápidos de todos los jugadores de arriba, con pases rápidos para confundir al rival y luego un pase entrelineas que deje al atacante de turno mano a mano con el portero. Hay veces que funciona, pero la posesión los hace perder movilidad y así tocan de un lado a otro sin hacer daño. Zidane tiene la clave y si la puntería no los abandona podrán batallar hasta el final.