El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha instado a los países a que produzcan sus propias vacunas contra la COVID-19 renunciando a la propiedad intelectual, con el objetivo de combatir la escasez de dosis a nivel mundial.
«Muchos países con capacidad de fabricación de vacunas pueden empezar a producir sus propias vacunas renunciando a los derechos de propiedad intelectual, según lo previsto en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio. Esas disposiciones están ahí para ser utilizadas en casos de emergencia. Si ahora no es el momento de utilizarlas, ¿cuándo lo será?», se ha preguntado retóricamente en rueda de prensa este viernes desde Ginebra (Suiza).
El máximo representante del organismo sanitario internacional de Naciones Unidas ha agradecido a Sudáfrica y a la India su propuesta a la Organización Mundial del Comercio (OMC) de renunciar a las patentes de los productos médicos para la COVID-19 hasta el final de la pandemia. Tedros ha avanzado que la próxima semana la OMS y los socios del mecanismo COVAX se reunirán con socios de los gobiernos y la industria para «identificar los cuellos de botella en la producción y discutir cómo resolverlos».
El director general de la OMS ha señalado que COVAX ha entregado en su primera semana de funcionamiento más de 20 millones de dosis a 20 países: Ghana, Costa de Marfil, Angola, Camboya, Colombia, República Democrática del Congo, Gambia, India, Kenia, Lesoto, Malawi, Malí, Moldavia, Nigeria, Filipinas, Corea del Sur, Ruanda, Senegal, Sudán y Uganda. En la próxima semana, COVAX entregará 14,4 millones de dosis a otros 31 países.
«Se trata de un progreso alentador, pero el volumen de dosis que se distribuye a través de COVAX es todavía relativamente pequeño. La primera ronda de asignaciones cubre entre el 2 y el 3 por ciento de la población de los países que reciben vacunas a través de COVAX, incluso mientras otros países avanzan rápidamente hacia la vacunación de toda su población en los próximos meses», ha resaltado.
Así, Tedros ha indicado que la prioridad ahora es «aumentar la producción» de vacunas. «Actualmente nos enfrentamos a varios obstáculos para aumentar la velocidad y el volumen de producción, desde las prohibiciones de exportación hasta la escasez de materias primas como el vidrio, el plástico y los tapones», ha argumentado.
Además, de la propuesta de que los países produzcan sus propias vacunas contra la COVID-19 renunciando a la propiedad intelectual, Tedros ha detallado que la primera medida debería ser «poner en contacto a las empresas que están produciendo las vacunas con otras compañías que tienen un exceso de capacidad para llenar y terminar las vacunas». «Esto podría ayudar a acelerar la producción y aumentar los volúmenes», ha defendido.
Por ejemplo, ha aplaudido el acuerdo entre Johnson & Johnson y Merck anunciado esta semana para que Merck proporcione el llenado y el acabado de la vacuna de Janssen. «Necesitamos más asociaciones como esta, y las necesitamos en todas las regiones. La OMS puede apoyar este proceso identificando las carencias y proporcionando un servicio de ‘emparejamiento’ entre los productores de la vacuna y las empresas con capacidad», ha apuntado Tedros.
El segundo planteamiento de la OMS es la «transferencia bilateral de tecnología«, mediante «la concesión voluntaria de licencias por parte de una empresa propietaria de las patentes de una vacuna contra la COVID-19 a otra empresa que pueda producirlas».
«Un buen ejemplo de este enfoque es AstraZeneca, que ha transferido la tecnología de su vacuna a SKBio de Corea del Sur y al Serum Institute de India, que está produciendo las vacunas de AstraZeneca para el COVAX», ha afirmado, aunque reconociendo que «la principal desventaja de este enfoque es la falta de transparencia».
Por último, la OMS opta por la transferencia coordinada de tecnología. «Esto implicaría que las universidades y los fabricantes concedieran licencias de sus vacunas a otras compañías a través de un mecanismo mundial coordinado por la OMS, que facilitaría la formación del personal y coordinaría el dinero en infraestructura. Esto proporciona más transparencia y un enfoque global más coherente que contribuye a la seguridad sanitaria regional. Y es un mecanismo que aumentaría la capacidad de producción no solo para la pandemia de COVID-19, sino para futuras pandemias y, potencialmente, para la producción de vacunas para los programas de inmunización ordinarios», ha reivindicado.
Asimismo, ha recordado que la OMS ya ha aplicado esta medida antes. «Tras la propagación de la gripe H5N1 a mediados de la década de 2000, la OMS apoyó la transferencia de tecnología para la producción de vacunas contra la gripe pandémica a 14 países, aumentando la capacidad mundial en más de 700 millones de dosis», ha esgrimido.