Es una creencia popular que el estrés engorda, pero habría que matizarla. Lo que realmente hace que ganes peso es todo aquello que te comes de más, sea o no por causa de este desorden. Y es que el estrés crónico afecta directamente a nuestro sueño y desequilibra nuestros niveles de azúcar, lo que provoca una acusada sensación de hambre que te lleva a comer descontroladamente y engordar.
El estrés es, junto al insomnio y la ansiedad, uno de los trastornos por los que más personas acuden a consulta. Y como las otras dos, no solo deja secuelas psicológicas, sino también efectos físicos indeseables. Uno de ellos es la ingesta descontrolada de alimentos y la consecuente ganancia de peso.
1EL ESTRÉS MODIFICA TU METABOLISMO
El estrés puede definirse como la respuesta de un sistema autorregulable a una alarma general y que produce además cambios fisiológicos y conductuales en respuesta. Además de alterar el sueño, el apetito y el ánimo, también se ha demostrado que es capaz de alterar el peso.
De hecho, y según demostraba un estudio de la Universidad de Ohio, el estrés puede contrarrestar los efectos benéficos de una dieta saludable. La directora del estudio aseguró que lo sorprendente es que el estrés hizo que la comida con niveles saludables de grasa se pareciera a aquella que sí contenía los niveles altos de grasas saturadas.