Con la llegada del covid-19, algunas costumbres fuertemente asentadas en la ciudadanía tuvieron que transformarse. Los abrazos y besos tuvieron que esperar, las distancias interpersonales aumentaron, los lavados de mano se hicieron constantes y se añadió un nuevo complemento textil para salir a la calle, las mascarillas.
Uno de los cambios más notables que ha traído la pandemia del coronavirus ha sido la obligación de llevar mascarillas en espacios públicos. Y aunque existe varios tipos de este elemento (quirúrgicas, antipolvos o caseras, EPIS…), solo las categorizadas como FFP2 son las que las autoridades sanitarias recomiendan para obtener el máximo de protección e impedir la propagación.
La garantía de que es este tipo de mascarillas, siempre que estén homologadas, la más segura ha hecho que se extienda su uso como la pólvora. Tanto ha sido así que forman parte habitual de la ropa de diario e incluso del traje utilizado para trabajar. Las mascarillas FFP2 negras se han posicionado como las más utilizadas para formar parte de cualquier equipación laboral. Su uso es bastante habitual en espacios profesionales donde las distancias entre cliente y empleado se acortan, como, por ejemplo, salones de belleza, restaurantes, salones de tatuajes… puesto que es un color que va bien con todo.
Una cuestión de imagen para los negocios
El sector productivo nacional, en líneas generales, ha sufrido un duro golpe durante todo el 2020 y buena parte del 2021. Si embargo, sin lugar a dudas, quien peor lo está pasando es la pequeña y mediana empresa, sobre todo aquella que tiene un contacto directo con la clientela y no está considerada como servicio de primera necesidad.
Poco a poco se han ido abriendo las distintas actividades profesionales, pero con un buen puñado de normativas y reglas que cumplir que complican la recuperación. Los horarios reducidos y las capacidades en el número de clientes disminuidas no facilitan volver a la normalidad.
La desconfianza de los clientes también representa una dura prueba que hay que saber superar. Los negocios tienen que adaptar sus instalaciones para que sus visitas se sientan cómodas y seguras. Como es de suponer, el uso de las mascarillas, en este sentido, es fundamental.
Cuando se entra en cualquier negocio y todos los empleados poseen su mascarilla negra FFP2 se reconoce instantáneamente que se está en un lugar que se preocupa por la seguridad y protección de los presentes. Una imagen que no pasa desapercibida, proporcionando al local clase y estilo si todos los trabajadores llevan el mismo modelo de mascarilla.
Cómo usar correctamente la mascarilla
No obstante, el llevarlas puesta no implica necesariamente que se esté haciendo un uso correcto de ellas. Las mascarillas pueden contaminarse, en cuyo caso se vuelven completamente inútiles. Para evitar el contagio del temido coronavirus, el empresario debe ser capaz de formar a sus trabajadores en este sentido y cubrir cualquier riesgo posible.
El Gobierno de España ofrece, a través de la Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación y del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias una serie de recomendaciones sobre el uso de mascarillas a las que se puede acceder haciendo clic sobre el enlace que se acaba de dejar referenciado.
A modo de resumen de este documento, basta saber que es fundamental lavarse las manos antes de colocarla, que durante todo el tiempo que se lleve puesta debe cubrir la boca, la nariz y la barbilla, para lo cual es importante que se ajuste bien al rostro de quien la porta.
Además, hay que evitar tocarla mientras se lleve puesta, no usarla durante un tiempo superior a 4 horas por comodidad e higiene. Si se estropea o humedece antes, hay que sustituirla inmediatamente. Si no se indica que son reutilizables habrá que deshacerse de ellas y no lavarlas.
Por último, para quitarse la mascarilla, siempre cogerla por detrás sin tocar la parte delantera y desecharla en un cubo apto para estos residuos, con tapa. Lavarse las manos.
Si la mascarilla es reutilizable, el lavado debe llevarse a cabo según las indicaciones del fabricante.
Otras acciones para garantizar la seguridad frente al coronavirus en los negocios
La lista de precauciones se hace más o menos extensa en dependencia del sector, aunque hay medidas que son comunes a todas ellas. Estas son algunas de las que se aplican a los negocios en los que existe un contacto directo entre cliente y empleado.
El cliente deberá permanecer el tiempo mínimamente imprescindible dentro de las instalaciones. Cuando dentro de las instalaciones coincida más de una persona a la vez, se deberá señalar y mantener de forma inequívoca la distancia de seguridad interpersonal de dos metros entre clientes y con respecto al trabajador. Se deberán colocar balizas o marcas en el suelo para dejar claro estas distancias, siempre que sea posible. El empleado no podrá atender en ningún caso a dos clientes simultáneamente.
Deberá colocarse en lugares de paso (entrada) y bien visibles dispensadores de geles hidroalcohólicos homologados por el Ministerio de Sanidad. Y siempre en disposición de uso.
Quedan prohibidos los productos de prueba. Los probadores y retretes serán utilizados por una sola persona a la vez y después de cada uso se deberán limpiar y desinfectar.
Por supuesto, el uso de mascarillas FFP2 es obligado en lugares cerrados y en terrazas, excepto cuando llegue el momento de comer o beber en los locales de restauración.