El Instituto de Biomecánica (IBV) ha puesto en marcha un nuevo laboratorio, Human Autonomous Vehicle (HAV), para acelerar el desarrollo del vehículo autónomo, con un «innovador» simulador dinámico de conducción para estudiar cómo influye la tecnología en el conductor y pasajeros a través de la medición de sus emociones.
El avance en el desarrollo del vehículo autónomo «pasa por validar los nuevos sistemas y tecnologías que la industria del automóvil está desarrollando», ha explicado el IBV en un comunicado, en el que señala que, «en un escenario en el que el vehículo autónomo va a suponer un cambio de paradigma en la relación del usuario con el automóvil, es necesario conocer el impacto y el grado de aceptación por parte del usuario de estas nuevas soluciones de movilidad».
Bajoo estas premisas, el Instituto de Biomecánica ha puesto en marcha un nuevo laboratorio desde el que se podrán realizar, en un entorno controlado y seguro, pruebas para determinar la validez de estas tecnologías, «demostrando la viabilidad de las soluciones y adaptándolas para mejorar su grado de aceptación por parte de las personas».
En concreto, el laboratorio Human Autonomous Vehicle está dotado de un completo simulador dinámico de conducción que permite reproducir la dinámica del vehículo y modificarla en función del modelo a evaluar, permitiendo que el pasajero o conductor sienta desde la fuerza de una frenada a las pequeñas irregularidades de la carretera.
Además, permite emular la conducción de vehículos de distintos grados de autonomía, simular nuevos interfaces y displays del coche eléctrico y autónomo, y detectar, en tiempo real, las emociones de los ocupantes.
El simulador de conducción del laboratorio HAV permite reproducir el comportamiento de cualquier vehículo e incluye la visualización del entorno con un elevado nivel de realismo.
En palabras del director de Innovación en Automoción y Movilidad de IBV, José Solaz, el HAV supone un «avance para acelerar el desarrollo del vehículo autónomo». «HAV nos va a permitir realizar pruebas que serían muy costosas de llevar a cabo, tanto en tiempo como económicamente, si se realizasen mediante pruebas en carretera. A la vez, HAV permite evaluar conceptos que aún no han sido desarrollados ni prototipados», ha explicado.
En este punto, el simulador permite customizar los escenarios, configurar diferentes condiciones climáticas, o incluso importar rutas reales para realizar la experimentación.
MONITORIZACIÓN DE LOS OCUPANTES
HAV incorpora la última tecnología para la medición de parámetros fisiológicos como el ritmo cardíaco, respiratorio, la actividad muscular facial o la dirección de la mirada. También incluye cámaras para el análisis ocular, de los gestos faciales y el comportamiento del conductor.
«Estos datos permiten predecir, mediante avanzadas técnicas de Inteligencia Artificial (IA), los niveles emocionales, de fatiga o de mareo del ocupante, que pueden emplearse para modificar el comportamiento del vehículo», añade José Solaz. Todo ello «va a llevar a identificar, desde las fases iniciales de diseño, qué requisitos han de cumplir los sistemas de monitorización y de información para el usuario», ha añadido.
El simulador permite la conducción manual por parte del usuario, así como la conducción semi autónoma o la conducción completamente autónoma. Consta de una serie de pantallas para generar un escenario inmersivo, pero también permite el uso de gafas de realidad virtual para simular interiores de vehículo aún no existentes.
Este nuevo equipamiento del centro tecnológico ha sido empleado con éxito por primera vez como entorno de simulación en el proyecto europeo SUaaVE, liderado por IBV, cuyo objetivo es mejorar la respuesta de los vehículos autónomos y su sensibilidad, haciéndolos más conscientes de las necesidades de los ocupantes, peatones y otros conductores.
Y es que una de las «grandes diferencias» es que se trata de un «simulador de conducción de vehículo autónomo centrado en las necesidades y preferencias de las personas», concluye Solaz.
En definitiva, el nuevo laboratorio HAV es una potente herramienta que IBV pone a disposición de las empresas para avanzar en el conocimiento sobre el impacto del vehículo autónomo y en cómo desarrollar la tecnología de estos vehículos desde la perspectiva de los factores humanos.
Para la puesta en marcha de esta nueva instalación, el IBV ha contado con la financiación del IVACE a través de la Línea Nominativa S8021000 distribuida a favor de los centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana durante los ejercicios 2019 y 2020 y aprobada por la Ley de Presupuestos de la Generalitat Valenciana.