Investigadores de la Universidad Bar-Ilan de Israel han elaborado una estrategia basada en la alternancia de confinamientos: primero se divide a la población en dos grupos y luego se alternan estos grupos entre el confinamiento y la actividad rutinaria en sucesión semanal. Junto con el aislamiento de los propagadores sintomáticos, esta estrategia puede ayudar a derrotar el virus, al tiempo que se mantiene la actividad socioeconómica a un nivel del 50 por ciento, según publican en la revista ‘Nature Communications’.
El distanciamiento social, desde las restricciones de movilidad hasta los confinamientos completos, puede durar muchas semanas, posiblemente incluso meses, un resultado potencialmente devastador para la estabilidad social y económica.
Uno de los retos es que no se puede aislar a los enfermos de forma selectiva, ya que muchos de los propagadores permanecen presintomáticos durante un periodo que va de varios días a hasta dos semanas: propagadores invisibles que siguen siendo socialmente activos. Por lo tanto, parece que sin un confinamiento de toda la población no es posible aislar eficazmente a los portadores.
En esta nueva estrategia de confinamiento alternativo, la sociedad se divide en dos grupos, con poca interacción entre ellos: una mitad activa esta semana y la otra solo la siguiente. Esto ya ralentiza la propagación, pero su principal ventaja es que ayuda a aislar a los propagadores invisibles, como los portadores presintomáticos que aún están en periodo de incubación.
«Consideremos un individuo que se infectó durante su semana activa. Ahora se encuentra en su periodo presintomático, la etapa más peligrosa, en la que son propagadores invisibles. El punto crucial es que, de acuerdo con este confinamiento alternativo, ahora están programados para entrar en su fase de confinamiento. Si permanecen en casa una semana más, lo más probable es que empiecen a presentar síntomas y, por tanto, permanezcan aislados hasta su total recuperación. De hecho, si tras una semana de confinamiento no muestran síntomas, lo más probable es que no estén infectados y puedan participar en actividades sociales y profesionales durante su semana activa. Por lo tanto, alternar el encierro con el aislamiento total de los propagadores sintomáticos garantiza que, en todo momento, la mayoría de los propagadores invisibles estén inactivos, ya que su periodo de incubación se dirige naturalmente hacia su fase de encierro», explican los autores.
Los responsables del trabajo parten de la premisa de que «la mayoría de las personas son extremadamente precavidas y se abstienen de cualquier contacto con alguien que muestre síntomas». «Por lo tanto, creemos que son los propagadores invisibles los que contribuyen principalmente a la proliferación de casos. Nuestra estrategia se dirige precisamente a este reto: poner a cada persona en aislamiento semanal después de que haya estado potencialmente expuesta durante su semana activa. De este modo, aislamos eficazmente no sólo a los enfermos, sino también a la mayoría de los portadores presintomáticos», afirman.
Este equipo de investigación simuló la propagación de COVID-19 utilizando un modelo epidemiológico detallado. Este modelo hace un seguimiento del número de individuos en su transición entre las distintas etapas de la enfermedad, desde la fase presintomática hasta la aparición de los síntomas y, a lo largo del ciclo de la enfermedad, hasta la posible hospitalización, ventilación o incluso mortalidad. Descubrieron que el empleo de su estrategia reduce significativamente la propagación y ayuda a aplanar la curva, con una eficacia comparable a la de un confinamiento del 80 por ciento, todo ello mientras se mantiene una actividad socioeconómica continua al 50 por ciento de su capacidad.
«Podemos conseguir más si también adoptamos un comportamiento responsable. En concreto, esperamos que incluso durante su semana de actividad, la gente siga interactuando con precaución: evitar el contacto físico, aumentar el espacio personal y practicar un comportamiento higiénico. Estas medidas adicionales, unidas a nuestra estrategia de confinamiento alternativo, pueden ayudar a inhibir la propagación, permitiéndonos superar la COVID-19 con consecuencias económicas razonables», resaltan.