Todos los días se busca cómo fortalecer una relación para poder continuar con una vida tranquila y estar siempre lleno de energía para poder disfrutar de unos buenos momentos con tu pareja, y claramente los detalles no pueden faltar (y menos cuando de postres o comidas se trata), por lo que ésta vez se te dejará a disposición una de las mejores delicias para ello.
Nada más y nada menos que unas simples recetas de fresas bañadas en chocolate para deleitar con lo mejor de un fruto rico en algunas vitaminas y de excelente sabor, acompañado de un dulce por excelencia al cual casi nadie se resiste. Se te indicará un poco de historia, ingredientes y receta para su preparación porque, pues, debes conocer también cómo se originó ésta receta y/o por qué.
Ingredientes y preparaciones
No hay nada más simple que se requiera para una preparación como esta pero lo ideal es siempre saber qué es lo que se necesitará exactamente para lograr el objetivo, por lo tanto aquí se te proporciona lo más básico pero exquisito para unos deliciosos postres con tu pareja.
- Fresas (de tamaño considerable)
- 200 g de chocolate negro 50%cacao
- 30 g de chocolate blanco
- azúcar dorada
Ahora, el proceso es el siguiente; simplemente empezar fundiendo el chocolate negro en un bol al baño maría, luego cuando ya tenga el chocolate fundido se va a preparar un papel de hornear a su lado para ir dejando las fresas, con mucho cuidado se toma cada fresa de sus hojas y se bañan en el chocolate fundido, se gira un poco para sacarla y que no gotee tanto y la pasas por encima del papel vegetal.
Para decorar
Si se desea, puedes añadirle un decorado como almendra o maní, ahora es el momento porque el chocolate no tarda en solidificarse y luego se quedará pegado. Si por el contrario se le desea colocar encima hilos de chocolate, habrá que esperar a que el chocolate negro endurezca y luego hacer la capa de chocolate blanco.
Cabe destacar que cuando se tenga el chocolate blanco fundido en la manga, se requiere de hacerle un agujero muy pequeño para poder hacer hilos muy finos y si te llega a sobrar, puedes hacer pequeños detalles de preferencia personal, como por ejemplo unos corazones.
Muy bien, ya con las fresas chocolatadas listas, procede a servir y degustar como tanto te esperabas, lo más ideal es hacerlo y ofrecerlo como sorpresa para tu pareja ya que, un buen detalle hecho a mano nunca está demás, y menos si es para ser disfrutado por ambas partes.
Un poco de historia sobre la fresa
La fresa silvestre es conocida en Europa desde tiempos muy antiguos, y fue, hasta el siglo XVIII, la fresa por antonomasia, mas hoy sin embargo, los europeos, como los ciudadanos del resto del planeta, consumen algo a lo que llaman «fresa» cuando en realidad se debería llamar fresón, y cuyo origen es americano. La fresa silvestre europea (Fragaria vesca) se consume desde época prehistórica. No se empezó a cultivar hasta el siglo XIV.
Mientras en América proliferaban dos variedades: el fresón chileno o frutilla blanca (Fragaria chiloensis) y el virginiano (Fragaria virginiana) donde se suele indicar que parece que la planta es originaria de América del Norte y que habrían sido las aves migratorias las que la introdujeron en la región central de Chile.
Fue Alonso de Ovalle en el 1614, quien clasificó y dio nombre al fresón chileno. Pocos años después, en 1620, llegó a las costas de Virginia el Mayflower; en sus cartas, los peregrinos hablan de la abundancia de fresas que han encontrado en sus asentamientos.
En España y América se llamaba «frutilla» a la fresa pero el nombre existía ya, según explicaba Sebastián de Covarrubias en 1611; es curiosa su descripción: «cierta especie de moras que tienen forma de madroños pequeños«. Se ha dicho que su consumo reduce los niveles de colesterol.
¿Cómo se consumía?
Pero ya entonces señala que «se consumen con vino y azúcar o con leche», dos formas de comer fresas que se sigue practicando ahora. Ya en el siglo XVIII un francés al servicio de Luis XIV, Amedée-François Frézier, llevó a Francia varios ejemplares del fresón chileno donde hubo quien dijo que el nombre de «fresa» deriva de este ingeniero francés, pero ya vemos que es anterior.
Una vez en Francia, ambas variedades, chilena y virginiana, acabaron por originar un híbrido conocido como fresa ananás (Fragaria ananassa), que es el fresón, frutilla o fresa que se consume hoy mayoritariamente.
Se dice mayoritariamente porque siguen existiendo fresas silvestres, con un aroma único, pero muy escasas y, en consecuencia, de cotización muy alta. También hay la versión cultivada de la Fresa vesca.
Pero igualmente en muy poca cantidad lo que se consume, y además prácticamente todo el año (antes las fresas eran fruta veraniega), es el fresón, alguno de tamaño enorme, que es verdad que no puede competir en aroma con la fresita, pero no lo es menos que está rico y que es muy accesible.
Otras combinaciones
Quizá la combinación más popular sean las de las fresas con nata, con crema de leche, pero otra muy utilizada es la de fresas y jugo de naranja. Resultan magníficas con un poco de champán, dejando que cada ingrediente se impregne del otro. Y no podemos olvidarnos de la mousse de fresas.
Pon en una copa unas cuantas fresas (mejor, desde luego, fresitas) y cúbrelas con champaña; déjalas un rato, y luego puedes servir las fresas con cucharilla y beber en el vino, una delicia. Hoy se utiliza la fresa fuera de los postres. La verdad es que aporta una mezcla de dulzura y acidez que la hace muy agradable.
En España son varios los cocineros que las incorporan al gazpacho, con muy buenos resultados; claro que ha de ser un gazpacho muy civilizado, es decir, sin ajo, sin pan, sin pepino… pero sí con tomate, aunque hay versiones que sustituyen por fresón la totalidad del tomate.
Se cree que dos partes de tomate y una de fresas es lo más adecuado, con un poco de pimiento rojo, quizá algo de cebolla dulce y, claro, sal, aceite de oliva y un puntito de vinagre. La verdad es que las fresas están de moda, cosa que está muy bien.