Muchos quisieron vender un partido igualado entre el FC Barcelona y el PSG. Entre Messi y Mbappé. Dejando visiones de que el conjunto blaugrana mejoraba sus resultados en Liga, con ese 5-1 espectacular ante el Alavés; y poniendo las dificultades que tiene el equipo parisino para mandar en la Ligue 1. Ese favoritismo que se le dio en diciembre cuando se realizó el sorteo ya no era tal y el Barça de seguro podría hacerle frente. La ingenuidad de algunos no tiene límites y se comprueba que de espejismos también es capaz de vivir el ser humano. Sin embargo, alguien tenía que despertarlos y sacarlos del sueño; pero pocos si que imaginaron que el «baño de realidad» como diría Koeman en rueda de prensa fuera tan brutal que deja sin ningún sentido el partido de vuelta. Todo por un hombre, Kylian Mbappé.
Claro que el PSG, con un plan bien ideado por Pochettino, se merendó al Barcelona de cabo a rabo (1-4); al que un penalti de esos de esta nueva era, 100% tecnológico, le salvó un poco la imagen; pero nada pudo hacer ante el ímpetu de un equipo mejor armado, con un Verratti sublime comandando y un Mbappé magistral en todos lados. La potencia y la velocidad del francés aparecieron, tan claros que hasta hizo inútil un jalón de camiseta de un Piqué lento y apagado, tal como su equipo; pero también un derroche de habilidades que pocos le ven, como esa capacidad de desmarque, su calidad para entender los movimientos de sus compañeros y esa sutileza para driblar en corto, tal y como demostró en su primer gol, con lo que deja claro que no es solo fuerza e individualismo.
Messi impotente
Del otro lado apareció el Messi que ya es una costumbre ver en las grandes citas. Ese Messi impotente, cabizbajo y con la mirada perdida que queda tras cada derrota importante. Y aunque poco se le puede reprochar al argentino, pues lo poco de peligro del Barça nació de sus botas y además anotó el penal; si que queda a deber esa imagen de liderazgo una vez más. De ese líder que impulsa a su equipo en la derrota y hasta en las malas no deja de alentar y de llamar al frente a los jóvenes. Para ser «el mejor del mundo» o «de la historia» en estos momentos también debe demostrarlo.
La verdad es que Messi fue derrotado por el pasado, por esas noches grises que ya vienen siendo común para el Barcelona (Lisboa, Liverpool, Roma, Turín…); pero también por el futuro, por un Mbappé superlativo que erigió como ese heredero al que todos reclamaban una noche suprema ante un gran rival y que hoy se las ha dado, y claro, ante ese equipo que en el futuro puede ser nuevo hogar en verano.
Lo de Mbappé fue tan superior que Florentino Pérez se convirtió en tendencia debido a todos los madridistas que le decían que si quería levantar al Madrid, este era el hombre que debía traer. El community manager del PSG se desató y no paró de tuitear sobre Mbappé, hasta ese magnífico «¿Quién es ese hombre?», haciendo referencia a la telenovela ‘Pasión de Gavilanes’, pero no hubo nadie que contestará mejor que el propio delantero francés en el campo: es el nuevo sucesor al torno de Messi y Cristiano Ronaldo. Así de claro y fuerte contestó.