El uso de herbicidas puede aumentar la prevalencia de bacterias resistentes a los antibióticos en el suelo, muestra un nuevo estudio de la Universidad de York, en Reino Unido, publicado en la revista ‘Molecular Biology and Evolution’.
Los herbicidas son uno de los productos químicos más utilizados en la agricultura y, si bien estos compuestos se utilizan para atacar las malezas, pueden causar daños a los microbios del suelo, como bacterias y hongos, cambiando potencialmente las propiedades ecológicas de las comunidades microbianas.
Científicos de China y el Reino Unido estudiaron el efecto de tres herbicidas ampliamente utilizados llamados glifosato, glufosinato y dicamba en las comunidades bacterianas del suelo.
Usando microcosmos del suelo, los investigadores descubrieron que los herbicidas aumentaban la abundancia relativa de especies bacterianas que portaban genes de resistencia a los antibióticos. Esto se debió a que las mutaciones que mejoraron el crecimiento en presencia de herbicidas también aumentaron la tolerancia bacteriana a los antibióticos. La exposición a herbicidas también condujo a un movimiento más frecuente de genes de resistencia a antibióticos entre bacterias.
Se encontraron patrones similares en campos agrícolas en 11 provincias chinas donde el historial de aplicación de herbicidas y los niveles de residuos de herbicidas en el suelo se relacionaron con mayores niveles de genes de resistencia a los antibióticos.
El doctor Ville Friman, del Departamento de Biología, destaca que estos resultados «sugieren que el uso de herbicidas podría impulsar indirectamente la evolución de la resistencia a los antibióticos en los microbiomas del suelo agrícola, que están expuestos repetidamente a los herbicidas durante el control de malezas».
«Curiosamente, los genes de resistencia a los antibióticos se favorecieron en concentraciones de herbicidas que no eran letales para las bacterias –añade–. Esto muestra que los niveles ya muy bajos de herbicidas podrían cambiar significativamente la composición genética de las poblaciones bacterianas del suelo».
En la actualidad, estos efectos no son tenidos en cuenta por las evaluaciones de riesgo ecotoxicológico, que no consideran las consecuencias evolutivas de la aplicación prolongada de sustancias químicas a nivel de las comunidades microbianas, advierte.
«Si bien los genes de resistencia a los antibióticos no son dañinos en sí mismos, reducirán la eficacia de los antibióticos durante los tratamientos clínicos –prosigue–. Mantener baja la frecuencia de los genes de resistencia prolongará la eficacia prolongada de los antibióticos. Como los genes de resistencia pueden moverse fácilmente entre entornos, campos agrícolas podría ser una fuente importante a nivel mundial de genes de resistencia».
El estudio concluye que los efectos de estas concentraciones de herbicidas en las comunidades microbianas deben reevaluarse para comprender completamente los riesgos asociados para la prevalencia de genes de resistencia a los antibióticos.