Agentes de la Policía Nacional han detenido este lunes a Jonathan Moñiz, alias ‘El Piojo’, y su hermano Miguel Ángel, ambos fugados de la prisión de Valdemoro desde el pasado día 5 de diciembre. En concreto, los dos hermanos, que atesoran una veintena de detenciones ligadas a atracos y robos, han sido arrestados a las 21.00 horas de este lunes en Madrid, según han informado fuentes policiales.
‘El Piojo’ y su hermano se fugaron de la prisión de Valdemoro, donde cumplían condena, el pasado día 5 de diciembre. Para su huida, los hermanos accedieron ese día al almacén de la planta baja del centro penitenciario, donde se guardan las pertenencias de los presos, al parecer con una llave que habían fabricado.
Según la investigación abierta, serraron los barrotes de las ventanas y salieron a un tejadillo, desde donde accedieron a las vallas, la última de ellas de siete metros, en una zona custodiada por la Guardia Civil.
Se sospechaba desde el principio de que pudieron recibir ayuda tanto del interior por parte de algún preso como del exterior. Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Interior, abrió una investigación interna para determinar posibles responsabilidades por la fuga ya que se apunta a que las alarmas de seguridad de la prisión sonaron varias veces el día de la fuga. En cualquier caso, el juez de Instrucción número 7 de Valdemoro ha abierto diligencias de investigación para investigar la fuga.
Nacido en agosto de 1989, ‘El Piojo’ es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad y las fuentes consultadas le definen como un delincuente escurridizo a pesar de su edad. Se le detuvo el pasado marzo dentro de una operación contra dos bandas de butroneros especialistas en abrir cámaras acorazadas de joyerías.
El módulo 9 de la cárcel de Valdemoro en el que estaban ingresados contaba cuando se produjo la fuga de los internos con dos funcionarios, uno de carrera y otro en prácticas, para 90 internos, según indicaron fuentes sindicales.
Los dos hermanos eran ordenanzas del office del módulo 9 del penitenciario madrileño, un cargo que les otorgaba ciertos privilegios como gozar de «más libertad de movimiento que el resto de los presos» por su buena conducta.
Para lograr ser ordenanza de alguno de los departamentos del módulo es necesario ser un «preso comprometido» y se suele recompensar con una comunicación ‘vis a vis’ al mes. Por ello, participar en estas actividades está considerado como uno de «los destinos de confianza» a presos con buena conducta.
Esta responsabilidad dentro de la prisión da ciertos privilegios como gozar de una mayor movilidad en el centro penitenciario y la obtención de informes de buena conducta para obtener permisos o el tercer grado, según explicaron fuentes penitenciarias.
El ordenanza de office es el encargado del economato del módulo, siendo clave, según señalan las mismas fuentes, «para todo tipo de transacciones como pago de deudas, drogas o teléfonos a cambio de conseguir tabaco, latas» u otros caprichos de los reclusos.