Las seis diócesis aragonesas –de Zaragoza, Tarazona, Huesca, Jaca, Barbastro-Monzón y Teruel y Albarracín– han decidido suprimir los actos y celebraciones de Cuaresma y Semana Santa en la vía pública, si bien se mantienen las celebraciones litúrgicas, aplicando las medidas sanitarias de protección y aforo frente a la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2.
Los obispos de las seis diócesis han publicado sendos decretos que recogen un planteamiento común sobre estos tiempos litúrgicos especiales en la Iglesia católica, aunque cada prelado ha rubricado el correspondiente decreto a su jurisdicción, remarcando todos ellos la oportunidad de vivir estas celebraciones religiosas «en profundidad».
En los decretos, publicados todos este viernes, 12 de febrero, y con entrada en vigor en esta misma jornada, se explica que teniendo en cuenta las circunstancias excepcionales creadas por la pandemia de la COVID-19, la alta incidencia de los contagios y de la enfermedad, considerando las previsiones para los próximos meses, consultadas las autoridades civiles y sanitarias y oídos los órganos diocesanos competentes, se ha decido suspender todos los actos y celebraciones organizados por parroquias, hermandades y cofradías, asociaciones y otros grupos de fieles que sean de culto externo y, en general, todos los que hacen uso de la vía pública.
Esto implica que no se podrán utilizar, ni siquiera, los exteriores de los edificios para realizar cualquier tipo de concentración o de acto de culto.
En su lugar, las diócesis, delegaciones episcopales, parroquias, cofradías y asociaciones ofrecerán «para vivir en profundidad» diferentes actos y estaciones de penitencia en Cuaresma y Semana Santa, también por vía telemática, como señala el documento de la Diócesis de Tarazona.
En concreto, se anima a celebrar «con una especial espiritualidad» los cultos internos, eucaristías y actos de piedad, siempre teniendo en cuenta las medidas sanitarias de protección y aforo establecidas tanto por la normativa diocesana, como por las autoridades civiles.
AUXILIO A LOS NECESITADOS
Los obispos recomiendan a las comunidades cristianas a que, «en este tiempo de tanta dificultad», se extremen los auxilios y ayudas «a los más necesitados» y se eleven «constantes» oraciones por el fin de la pandemia y por los más afectados por ella, vivos y difuntos.
También señalan que puesto que la Semana Santa no queda suprimida, se exhorta a todos los grupos eclesiales y fieles «a vivir con verdadera profundidad las celebraciones litúrgicas y, especialmente, las del Triduo Pascual».
En este punto, tanto en el caso de la Archidiócesis de Zaragoza, como en la Diócesis de Tarazona, se precisa que para facilitar la participación de los fieles se pueden ampliar horarios, «si las circunstancias pastorales lo aconsejan» y teniendo en cuenta las características de cada parroquia.
Igualmente, los obispos encomiendan a diferentes advocaciones de la Virgen, como la del Pilar, la del Pueyo de Barbastro y Nuestra Señora de los Dolores, así como a San José, Santa Orosia, San Lorenzo y San Vicente el final de la pandemia «y el consuelo de todos los que sufren por su causa, así como la labor evangelizadora y social que llevan a cabo las hermandades y cofradías».
Los decretos están firmados por el arzobispo de Zaragoza, monseñor Carlos Escribano; obispo de Huesca y de Jaca, monseñor Julián Ruiz; de Tarazona, monseñor Eusebio Hernández; de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Pérez; y el Teruel y Albarracín, monseñor Antonio Gómez Cantero.