Científicos de Salamanca y Madrid avanzan en la investigación de la leucemia infantil

Los científicos Carolina Vicente-Dueñas, del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL); César Cobaleda, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid; e Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, han ofrecido nuevos avances en el origen de la leucemia linfoblástica aguda en niños (LLA-B).

El trabajo sobre esta enfermedad que es «la forma más común de cáncer infantil», ha sido publicada en la revista especializada ‘Nature Reviews Immunology’, según la información facilitada por el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, a través de la Universidad de Salamanca, entidad de la que depende junto al CSIC.

En la documentación aportada, los expertos han señalado que «un muy alto porcentaje (cinco por ciento) de niños sanos presenta desde el nacimiento una predisposición a desarrollar LLA-B, pues sufren alteraciones genéticas que afectan a los genes implicados en el desarrollo de las células B».

De esta manera, potencialmente, «muchos niños podrían ser propensos a sufrir la enfermedad», pues portan células preleucémicas, aunque «afortunadamente, muy pocos (menos del uno por ciento) de estos niños predispuestos desarrollarán la leucemia, al sufrir una segunda alteración que, sumada a la primera, conduce a la enfermedad», han explicado.

Las causas que desencadenan esta progresión aún «no están claras», pero la incidencia de la LLA-B «parece estar aumentando en el mundo en paralelo con la adopción del estilo de vida moderno», ha reseñado el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC).

Los datos más recientes indican que «un estrés del sistema inmune podría estar implicado en la aparición de la leucemia en los niños con predisposición genética» y que este estrés «podría ser desencadenado por la exposición a infecciones comunes en ciertas circunstancias, o por otros factores como el tratamiento con antibióticos, la dieta, o alteraciones de la microbiota intestinal (siempre en el contexto de niños genéticamente predispuestos)», ha añadido el CIC sobre unas cuestiones que son el objeto del artículo ahora publicado.

Tal y como ha continuado, el problema es que aún no se conocen los detalles de este proceso y, por tanto, no hay capacidad de anticiparse a este segundo desencadenante de las leucemias, de forma que, cuando éstas se detectan, ya la enfermedad está en su fase aguda.

Sin embargo, los científicos del proyecto, por sus estudios en modelos de ratón de LLA-B, saben «desde hace algunos años que esta enfermedad podría ser de hecho prevenible», y que comprender la interacción entre las células preleucémicas y el estrés inmunológico «podría proporcionar las estrategias para prevenir el desarrollo de las LLA-B infantiles», ya que los estudios de sus laboratorios han identificado factores que desencadenan la leucemia.

Se trata de «un cambio de paradigma en la forma de entender la leucemia, que servirá de piedra angular para centrarnos en el desarrollo de estrategias de prevención, en lugar de en vías para tratar las leucemias una vez que se han producido», ha señalado Sánchez García.

ADELANTARSE

El «reto» está, y sobre esto gira la revisión, en ser capaces de identificar los mecanismos que desencadenan esta progresión antes de que se produzca la leucemia. «Tres de los eventos que podrían servirnos para detectar estos procesos son las alteraciones en la propia célula preleucémica, las alteraciones de las células inmunes a cargo de controlar la progresión tumoral, y las posibles remodelaciones del nicho celular en que las células se encuentran», ha explicado Cobaleda a través de la información facilitada.

«Comprender mejor toda la biología que determina la progresión en los nichos pre-leucémicos nos permitirán identificar terapias para bloquear la progresión hacia la leucemia», ha razonado también Vicente-Dueñas.

«Si conseguimos detectar que una célula preleucémica va a transformarse y dónde, y somos capaces de frenarlo en esa ventana de tiempo, será posible prevenir la leucemia», ha añadido el investigador del estudio ahora publicado.