El proyecto de la Unión Europea ‘DeStalk’ abordará los problemas que representan las nuevas formas de violencias de género en el ámbito digital y a través del ‘malware’ espía conocido como ‘stalkerware’, mediante la formación de los profesionales que trabajan con las víctimas y los agresores, y de los responsables políticos.
‘DeStalk’ es un proyecto de la Unión Europea que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea a través de su Programa de Derechos, Igualdad y Ciudadanía, y en el que trabajan de forma conjunta European Network for the Work with Perpetrators of Domestic Violence, Fundación Blanquerna, Kaspersky, Una Casa per l’Uomo y Regione del Veneto.
El proyecto aborda los problemas de la ciberviolencia y el ‘stalkerware’, este último un ‘software’ disponible en el mercado que se utiliza para espiar en secreto la vida privada de otra persona a través de un dispositivo inteligente.
En un plazo de dos años, el equipo europeo del proyecto, formado por expertos en violencia de género y ciberseguridad, desarrollará conjuntamente el contenido formativo y formará a los profesionales de los servicios de apoyo a las víctimas y de los programas para agresores en los servicios sanitarios y sociales.
Asimismo, capacitará a los principales interesados de las autoridades regionales y gobiernos para aumentar la concienciación del público en general y tomar medidas contra la ciberviolencia, como informan desde Kaspersky en un comunicado.
VIOLENCIA DE GÉNERO Y ABUSO ONLINE
En Europa, siete de cada diez mujeres que han sufrido ciberacoso también han sufrido al menos una forma de violencia física o sexual por parte de su pareja, según datos del Instituto Europeo de la Igualdad de Género.
El 71% de los maltratadores domésticos vigilan las actividades ‘online’ de las mujeres, y el 54% rastrea los teléfonos móviles de las víctimas con software de tipo ‘stalkerware’. Los datos de la compañía de ciberseguridad Kaspersky revelan un aumento interanual del 67% del uso de este tipo de ‘software’ espía en los dispositivos móviles de sus usuarios a nivel global, siendo los países europeos más afectados Alemania, Italia y Francia.
«Tristemente, el ‘software’ utilizado para acosar se está convirtiendo en algo común y en una forma más de violencia de pareja, señala el director General de Kaspersky España, Alfonso Ramírez, quien asegura que «más triste aún es que este tipo de ‘software’ tenga carácter legal».
El empleo de herramientas tecnológicas no basta para luchar contra el ‘stalkerware’. «Sería de gran ayuda que los profesionales y los usuarios fueran conscientes de que el ‘stalkerware’ existe, supieran reconocer las señales de que este ‘software’ está instalado en sus dispositivos y tuvieran claro cómo actuar», indica Ramírez.
FORMACIÓN PARA CONCIENCIAR Y ACTUAR CONTRA EL ‘STARLKERWARE’
El proyecto DeStalk desarrollará un paquete de aprendizaje ‘online’ sobre la ciberviolencia y el ‘stalkerware’, que estará disponible en la mayoría de los idiomas europeos y se dirigirá a profesionales y responsables políticos.
Además, se actualizarán y probarán las herramientas existentes para los profesionales que trabajan en los servicios de apoyo a las víctimas y en los programas para agresores, y se pondrá a prueba una campaña piloto regional de sensibilización combinada con unas directrices de reproducción para su uso por las distintas partes interesadas estratégicas.
El impacto del programa de formación ‘online’ será «indirecto» pero «muy significativo», como explican desde Kaspersky, ya que con él ayudarán a miles de víctimas y a quienes trabajan con los responsables/autores de la ciberviolencia.
Con el proyecto piloto regional se busca mejorar la capacidad y la cooperación entre los servicios de apoyo a las víctimas y los programas para agresores, lo que «tendrá un efecto duradero y replicable para cientos de personas en tratamiento», apuntan.
Asimismo, a través de mesas redondas los expertos y los funcionarios públicos podrán compartir su experiencia y redactar directrices para la reproducción a escala europea de otras campañas territoriales contra la ciberviolencia.