SEO/BirdLife retrata la migración del halcón de Eleonora

SEO/BirdLife revela la vida del halcón de Eleonora, una rapaz migratoria que cría en España e inverna en Madagascar, a través de la monografía ‘Migración y ecología espacial de las poblaciones españolas del halcón de Eleonora’, la sexta del programa Migra en colaboración con la Fundación Iberdrola España desde 2011, que recoge los resultados del marcaje de halcones de Eleonora en España realizados por la Universidad de Alicante y la Estación Biológica de Doñana durante más de una década.

El halcón de Eleonora es una rapaz endémica de la zona mediterránea. Todas sus colonias están localizadas en islas del Mediterráneo (la gran mayoría en Grecia), salvo algunas en la costa atlántica de Marruecos y en las islas Canarias. Debe su nombre precisamente a un personaje famoso de una isla mediterránea: la princesa sarda Eleonora d’Arbórea, que fue una de los últimos jueces sardos y la heroína más renombrada de Cerdeña.

Esta rapaz se caracteriza por una adaptación única entre las aves europeas, ya que empieza a reproducirse a finales de julio, en pleno verano en vez de en primavera, de manera que cuando los huevos eclosionan, a finales de agosto, los adultos pueden alimentar a sus pollos con aves migratorias, principalmente paseriformes. En el resto del año su dieta es principalmente insectívora.

España alberga entre 957-1.170 parejas de halcón de Eleonora, repartidas entre las islas Baleares, Canarias y Columbretes. Cría exclusivamente en acantilados de islas e islotes del mar Mediterráneo y del océano Atlántico, y durante la reproducción su alimentación se especializa en aves migratorias que caza en mar abierto, cuando las aves sobrevuelan el mar en su migración.

Otra peculiaridad de la especie es su zona de invernada, concentrada casi exclusivamente en la isla de Madagascar. En base a observaciones esporádicas y anécdotas, durante varias décadas en el siglo XX se especuló que para llegar a sus áreas de invernada utilizara una ruta costera, circunnavegando el continente africano. Sin embargo, la recuperación en Mali de un individuo marcado en las islas Canarias sugirió que en realidad los halcones cruzaban África por el interior, a través de una ruta mucho más corta.

Se ha tenido que esperar a los primeros estudios con telemetría satelital realizados ya en el siglo XXI para confirmar esta hipótesis: los halcones de Eleonora se dirigen a Madagascar siguiendo la ruta más directa posible, atravesando África sin tratar de evitar ninguna barrera ecológica.

Probablemente, la hipótesis de la ruta costera se sugirió por sus hábitos costeros conocidos en Europa que, sin embargo, son exclusivos de la temporada de reproducción cuando cría en acantilados y caza en el mar. Este hecho ha provocado un sesgo en la percepción de los hábitos de la especie, que en realidad durante la mayoría del año es insectívora y vive en ambientes tropicales.

Para el estudio de esta especie se ha contado con la colaboración del Grupo de Zoología de Vertebrados de la Universidad de Alicante y la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). Los autores son investigadores de reconocido prestigio en el campo de la migración de aves y del halcón de Eleonora en concreto, y llevan más de una década desvelando la ecología espacial de esta rapaz.

En la recién publicada monografía se trata extensamente la ecología espacial de las poblaciones españolas de esta rapaz migradora tan peculiar. Se presentan los resultados obtenidos gracias al marcaje de aves con emisores satelitales y registradores GPS entre 2007 y 2017 en las islas Baleares, Columbretes y Canarias, con el fin de estudiar sus movimientos prerreproductivos, migración, zonas de invernada y movimientos durante el periodo reproductivo.

MIGRACIÓN «EN LAZO»

Durante la migración postnupcial el halcón de Eleonora comienza el viaje en España con el cruce del mar Mediterráneo, y subsecuentemente el desierto del Sahara, en un amplio frente de migración dependiendo de los vientos. Su morfología, de alas largas y estrechas, le permite volar con cierta independencia de las corrientes térmicas, migrando de forma individual, cruzando amplias superficies marinas sin concentrarse en «cuellos de botella», y a veces viajando también de noche. Tras la llegada a la zona del Sahel, donde los jóvenes reponen energías, los halcones continúan en dirección sureste para cruzar a la isla de Madagascar en un vuelo sin parada de aproximadamente 600 kilómetros.

Pasan el invierno principalmente en la isla de Madagascar en bosques lluviosos degradados y cultivos cerca de bosques lluviosos vírgenes, aunque algunos jóvenes invernaron en el continente africano.

La vuelta de Madagascar al continente africano se realiza en un vuelo de 1.200-1.500 kilómetros sobre el océano Índico. Después de unos días de sedimentación en Etiopia o Somalia, cruzan nuevamente el desierto del Sahara, rumbo a las áreas de cría, siguiendo en su migración prenupcial una ruta diferente a la postnupcial, lo que origina en conjunto una migración circular o «en lazo».

Durante la reproducción, los machos se dedican principalmente a la caza para alimentar a la hembra y a su prole, mientras que las hembras solo realizan pequeños desplazamientos, pues se encargan de la incubación y cuidado de los pollos. Con condiciones optimas de viento y flujo de aves migratorias abundante, los halcones cazan cuanto pueden y acumulan sus presas en pequeñas despensas alrededor de los nidos. Si las condiciones de viento empeoran pueden llegan a alejarse hasta 150 kilómetros o incluso visitar el continente africano.

Los halcones de Eleonora cruzan las fronteras de decenas de países a lo largo de su ciclo vital, así como una gran variedad de hábitats, enfrentándose a muchas amenazas diferentes. Las poblaciones de esta especie son estables, pero según SEO/BirdLife merecen una especial atención desde el punto de vista de la conservación, especialmente durante el invierno, cuando la población mundial se concentra en un área de distribución muy restringida.

A su juicio, el hecho de que la especie esté muy concentrada, tanto durante la cría como en la invernada, sugiere que podría ser susceptible de una disminución global incluso en el caso de perturbaciones locales por lo que cree que la conservación de las aves migratorias no puede centrarse sólo en una fase del ciclo vital de una especie dada, sino que debe integrar acciones locales, que abarcan todo el ciclo anual, en una estrategia global.