El Teatro Real sacará del foso a partir del próximo 13 de febrero a parte de la orquesta titular para llevarla a los palcos y así poder interpretar «con la densidad de sonido necesaria» la tercera parte del ciclo ‘El anillo del Nibelungo’ de Richard Wagner sin renunciar a cómo lo escribió el maestro alemán.
Tal y como ha explicado el director musical Pablo Heras-Casado, se trata de una decisión que se ha tomado tras estudiar diferentes configuraciones desde el pasado mes de noviembre. La orquesta que requiere ‘Sigfried’ es una de las más grandes en cuanto a personas, superando el centenar, y «en ningún momento se planteó otra solución».
El hecho de que haya más de 100 personas hace imposible respetar en el foso los 1,5 metros de distancia de seguridad para la orquesta. La solución ha sido la de ocupar ocho palcos a ambos lados de los escenarios y reducir algo los instrumentos de cuerda –aunque manteniendo las seis arpas necesarias–.
En uno de los lados estarán las citadas arpas y un grupo instrumental de percusión aguda; al otro, metales graves (trombones y tubas) y cuatro trompetas. «Nunca lo hemos visto como un problema, sino como un reto de encontrar hallazgos que permitan sumergirse en el sonido de la orquesta de Wagner», ha destacado Heras-Casado.
El director musical ha calificado de «más ambicioso» este punto de vista en tiempos de pandemia, que permitirá ofrecer ‘Sigfrido’ «en su totalidad y sin comprometer nada». «Hay mucha incertidumbre en el día a día y por desgracia estamos acostumbrados a que cualquier cosa pueda ocurrir», ha lamentado.
‘Sigfried’ es la tercera de las cuatro óperas que conforman el ciclo ‘El anillo del Nibelungo’ y que el Teatro Real está llevando al escenario con la puesta en escena de Robert Carsen y Patrick Kinmonth. En esta ocasión, Sigfried descubre el miedo y el amor, que culminará con el beso redentor de Brühnilde.
El desafío del Teatro Real no se quedará solo en las dimensiones de la producción, ya que el horario también será una novedad. Las más de cinco horas de duración de la obra obligará a empezar a las 16.30 –y de esa manera, evitar problemas con las restricciones horarias y el toque de queda– y también habrá mascarillas disponibles para los asistentes.
La eficacia de las máscarillas higiénicas es de un máximo de cuatro horas, por lo que los espectadores deberían renovar ese tipo de mascarillas o usar una FFP2, que protegen ocho horas. «Cada uno tendrá su propio sistema de autoprotección, pero el Teatro Real pone a disposición mascarillas para el público», ha recordado el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer.
GARANTÍA DE SEGURIDAD
De hecho, desde que el Teatro Real retomó las óperas con ‘La Traviata’ tras el confinamiento, ha puesto en cada función a disposición del público mascarillas nuevas a su llegada, si necesitan cambios o si se rompen –los acomodadores se encargan de atender estas peticiones–.
«Hasta ahora, hemos cancelado los proyectos que no se podían llevar a cabo con todas las garantías y suele ser más difícil o imposible cuando vienen las compañías de visita. ‘Sigfried’ se va a hacer porque hemos encontrado una solución con todas las garantías», ha indicado el director artístico, Joan Matabosch.
El propio Carsen también ha roto una lanza a favor del coliseo madrileño y su apuesta por continuar con la actividad –además de este ‘Sigfried’ hasta el próximo 14 de marzo, se alternará con funciones de ‘Norma’–. «Es increíble poder estar aquí tan bien tratados y con esta garantía de seguridad. Espero que el público de España sea consciente de todo esto», ha concluido.