Antes de nacer ya era un personaje público y es que recordemos que Isabel Pantoja y Paquirri alardeaban tanto de amor que prometían tener muchos hijos… pero el destino y la drástica corrida en Pozoblanco no dejó que ese deseo se llegara a conceder. Y ahora, con toda la información que tenemos, tampoco sabemos si de estar vivo Paquirri hubiese seguido con su mujer por aquel entonces…
El caso es que hoy Kiko Rivera cumple 37 años y lo cierto es que su vida, en este último año, ha pegado un cambio bestial. Nunca nos hubiésemos imaginado al hijo de la Pantoja hablando en todos los medios de comunicación sobre su madre y muchísimo menos en términos negativos.
Tampoco de su tío, al que él siempre ha considerado como su padre, ese hombre que ocupó la figura paterna cuando Paquirri ya no estaba en el mundo y que siempre le dio buenos consejos para que tuviera la mejor de las vidas… y que resultó ser una adolescencia maldita.
Toda una vida alardeando ante las cámaras de la fantástica relación que había entre madre e hijo y ahora nos damos cuenta de que se miente más que se habla cuando eres personaje público y quieres que todo el mundo tenga de ti una buena impresión. Pero Kiko Rivera lo está pasando mal, está teniendo los peores meses de su vida al descubrir los engaños de su madre desde que tuviera uso de razón y también, de su tío, la persona que maneja a su aire a la artista.
Si el pequeño del alma de Isabel Pantoja hace cinco años hubiese imaginado esta situación con su madre se hubiese pensado que le estaban contando un chiste, pero no, la ficción a veces se hace realidad y esto es lo que ha pasado en la vida de la reina de la copla. Ni series, ni películas, ni libros… lo de María Isabel Pantoja es surrealista y carece de explicación alguna, que es precisamente lo que buscaba el hijo antes de interponer acciones legales.
‘Ahora es tarde señora’ que cantaba la Jurado y parece que ahora esa letra va dirigida a la tonadillera que le hacía competencia en los escenarios, pero que nunca la consiguió hacer sombra. Isabel Pantoja ha pagado un alto precio por la fama, por la avaricia, pero sobre todo por la ambición de ‘querer siempre más’ y ahora está más sola que nunca. La careta se la ha quitado su hijo, su pequeño del alma, el verdadero amor de su vida… ese mismo que hoy cumple 37 años dándose cuenta de que todo lo que ha vivido años atrás ha sido la mentira que le contaba su madre. La misma sonrisa que ponía ante las cámaras la tonadillera, se la mostraba a su hijo.