Una nebulosa está constituida por gases, esencialmente por helio e hidrógeno, aunque también la conforman otros elementos químicos, como hierro o carbono, en forma de polvo cósmico. Las nebulosas tienen un gran papel dentro del universo, esto se debe a que estas suelen ser el lugar de origen de muchas estrellas. Estos fenómenos se llevan a cabo mediante la condensación y agregación de materia. Por otra parte las nebulosas pueden estar formadas por restos de estrellas que se han extinguido hace ya mucho tiempo o están en proceso de extinguirse.
Antiguamente, antes de la invención del telescopio, se le denominaba nebulosa a cualquier objeto celeste que tuviese un aspecto difuso. Es por ello que en ocasiones usan este término de forma indebida para referirse a algunas galaxias.
Las nebulosas que están asociadas con el nacimiento de estrellas se suelen localizar en los discos de las galaxias espirales, aunque también se encuentran en casi cualquier región de las galaxias irregulares. Aunque no es común encontrarlas en las galaxias elípticas, esto se debe a que estas no suelen poseer fenómenos de formación de estrellas y en gran parte están pobladas por estrellas muy antiguas. Por el contrario, en aquellos casos en los que una galaxia cuenta con una gran cantidad de episodios de formación estelar se le llama starburst.
Formación de las nebulosas
Como ya se mencionó anteriormente, estos objetos están conformados por polvo cósmico y gases. Si bien estos elementos están muy dispersos, la gravedad puede comienza a juntar algunas nubes de estos elementos. Como resultado de ello, dichas nubes van cobrando un mayor tamaño, de igual forma su fuerza gravitacional aumenta y se hace más y más fuerte.
Al final, las nubes de polvo y gases llegan a un tamaño tan grande que comienza a colapsar por su propia gravedad. Este acontecimiento genera que los materiales dentro de la nebulosa se comiencen a calentar, hasta el punto en el que el núcleo de esta da origen a una estrella. Es por ello que las nebulosas están asociadas con el nacimiento de algunas estrellas o están rodeadas de estas.
Localización de las nebulosas
Las nebulosas pueden encontrarse en el espacio que existe entre las estrellas, el cual se le conoce como espacio interestelar. La nebulosa más cercana al planeta Tierra es llamada la Nebulosa Helix, esta se formó a partir de una estrella moribunda, la cual según algunos expertos era aparecida al sol. La Nebulosa Helix se encuentra a unos 700 años luz, aproximadamente.
Hoy en día las nebulosas pueden ser clasificadas en 3 categorías diferentes, cada una caracterizada por la naturaleza de su emisión o incluso por la ausencia de esta:
Nebulosa oscura
También conocidas como nebulosas de absorción o de inspiración, estas son un cúmulo de gases y polvo que no cuenta con alguna relación con ninguna estrella o que está alejado de ellas. Como resultado de esto las nebulosas de este tipo no se ven perturbadas por la energía de las estrellas, es por esto que solo pueden ser visualizadas mediante el contraste de algún fondo estelas que esté poblado o por alguna nebulosa de emisión distante.
Al estar lejos de las estrellas este tipo de nebulosas no emiten ni reflejan luz. A pesar de esto, sí puede absorber la luz de aquellos objetos que esté detrás de esta. Es por ello que se puede suponer la localización de estas a partir de las regiones oscuras que resaltan en el fondo cielo nocturno.
Algunos ejemplos de nebulosas oscuras son los siguientes:
- El Saco de Carbón en la constelación de la Cruz del Sur.
- La Cabeza de Caballo que se encuentra en la constelación de Orión.
Estas son solo algunas de las más famosas, aunque la verdad se puede visualizar una gran cantidad de estas en la franja de la Vía Láctea.
Nebulosa de Reflexión
A diferencia de las nebulosas oscuras, este tipo de nebulosas reflejan la luz que es emitidas por aquellas estrellas que son cercanas pero que no son lo suficientemente caliente. Al estas estrellas no emitir radiación UV, los gases de la nebulosa no se ven afectados.
Usualmente este tipo de nebulosas suelen estar conformadas por algunos residuos de los gases que dieron origen a sus estrellas vecinas. Como resultado de esto, el espectro de estas nebulosas suelen ser similares al de las estrellas que refleja.
Un gran ejemplo de este tipo de nebulosas es la nebulosa que se encuentra en torno a la estrella Mérope, ubicada en el cúmulo abierto de las Pléyades.
Nebulosa de emisión
Estas nebulosas son las más comunes, su nombre proviene por el hecho de que el gas que las conforma brilla. Esto es el resultado de la transformación que sufre a causa de la fuerte radiación UV que emiten las calientes estrellas que la rodean. Estos objetos son conocidos como Regiones H II y son analizados por los astrofísicos. Dichos estudios buscan recabar información sobre su espectro y los componentes químicos y las propiedades físicas que poseen dichas nebulosas.
El mayor ejemplo, y uno de los más importante es H-alfa, la cual se encuentra en la zona roja del espectro. Estas nebulosas suelen estás conformadas por elementos como oxígeno, azufre, hierro, helio, nitrógeno o neón. Las nebulosas de emisión se pueden subdividir en dos grupos diferentes según su naturaleza:
- Aquellas nebulosas de emisión que están asociadas a las zonas de formación estelar. O sea, aquellas que cuenten con la presencia de estrellas jóvenes, calientes y masivas. Incluso de aquellas que están en pleno proceso de formación.
- Las nebulosas de emisión que están vinculadas a las estrellas moribundas o que ya se han extinguido. Estas nebulosas son conocidas como restos de supernova o nebulosas planetarias. Estas últimas nada tienen que ver con los planetas. Solo están conformadas por estrellas de masa muy baja o que están al culminando sus ciclo de evolución. En estos casos el gas de esta clase de nebulosas suele ser estimulado por una enana blanca. Por otra parte, los restos de alguna supernova son los materiales que han sido liberados luego de una gigantesca explosión. Una supernova es la etapa final de las estrellas masivas. El gas que conforma esta clase de nebulosas suele verse afectado por la energía liberada por la explosión de la supernova. Aunque también puede afectarse por la emisión de energía de alguna estrella de neutrones.