La vacuna contra el COVID-19 desarrollada por la Universidad de Oxford y la compañía farmacéutica AstraZeneca tiene una eficacia similar contra la cepa de coronavirus ‘B.1.1.7 Kent’, la mayoritaria en estos momentos en Reino Unido, que contra las variantes anteriores, según un estudio preimpreso que aún no ha sido publicado en una revista revisada por otros científicos.
La investigación, aún en desarrollo, también describe un análisis reciente que demuestra que la vacuna da lugar a una reducción de la duración de la excreción y de la carga viral, lo que puede traducirse en una menor transmisión de la enfermedad.
«Los datos de nuestros ensayos de la vacuna ChAdOx1 en el Reino Unido indican que la vacuna no solo protege contra el virus pandémico original, sino que también protege contra la nueva variante, B.1.1.7, que causó el aumento de la enfermedad desde finales de 2020 en todo Reino Unido», explica Andrew Pollard, catedrático de Infección e Inmunidad Pediátricas, e investigador principal del ensayo de la vacuna de Oxford.
Entre el 1 de octubre de 2020 y el 14 de enero de 2021, los investigadores utilizaron hisopos tomados de voluntarios con infección sintomática y asintomática inscritos en un estudio de eficacia de la vacuna de fase II/III para averiguar con qué cepa de coronavirus se habían infectado tras recibir la vacuna o el control.
La protección contra la infección sintomática fue similar, a pesar de que los anticuerpos neutralizantes en los individuos vacunados eran más bajos contra la variante B.1.1.7 que contra la cepa del virus ‘Victoria’.
Estos son los primeros hallazgos sobre la eficacia de la vacuna de Oxford contra las nuevas variantes. Los investigadores ya están buscando formas de modificar las vacunas existentes de forma rápida y sencilla para proteger contra las nuevas variantes.
«Los coronavirus son menos propensos a la mutación que los virus de la gripe, pero siempre hemos previsto que, a medida que la pandemia continúe, las nuevas variantes comenzarán a ser dominantes entre los virus que están circulando y que eventualmente se requerirá una nueva versión de la vacuna, con una proteína de pico actualizada, para mantener la eficacia de la vacuna al nivel más alto posible», detalla Sarah Gilbert, catedrática de Vacunología e investigadora principal del ensayo de la vacuna de Oxford.
La científica añade que Oxford está trabajando con AstraZeneca para «optimizar la línea de producción necesaria para un cambio de cepa si fuera necesario». «Este es el mismo problema al que se enfrentan todos los desarrolladores de vacunas, y seguiremos vigilando la aparición de nuevas variantes que surjan en previsión de un futuro cambio de cepa», remacha.