Llega San Valentín y vamos a proponerte hacer una tarta un poco más elaborada de lo normal para la persona que más quieres. Es una tarta con forma de corazón y totalmente roja. Así harás honor a la sensualidad, el cariño y el amor. Todo ello rodeado de todo lo rico que son las fresas con nata pero llevado a una tarta. La tarta corazón está compuesta por una riquísima mousse de nata. En su interior esconde una sorpresa, que es una crema a base de fresas. Y el toque glamuroso lo pone un glaseado espejo de color rojo pasión.
Es cierto que es algo más elaborado que un pastel normal, pero el amor que le tienes a tu pareja lo merece. Así que tan solo vamos a necesitar, paciencia, algo de maña, y sobre todo, un molde de corazón para darle esa forma tan espectacular. Cuando lo vea tu pareja, seguro que se va a quedar muy sorprendido. Pero será cuando lo pruebe cuando se derrita. Cuidado con las sobredosis de amor que ofrece esta tarta corazón. Coge lápiz y papel y apunta cómo se hace este estupendo postre.
6Preparado de glaseado espejo
Echamos la gelatina en polvo y dejamos reposar hasta que se forme una especie de gel y reservamos. Ahora el chocolate blanco lo echamos en un bol que resista el calor. En un cazo echamos el agua, azúcar y el jarabe de glucosa y ponemos a fuego medio alto.
Debemos remover para conseguir jarabe o almíbar y con un termómetro medir que llegue a 105 grados y retirar del fuego a esa temperatura. Calentamos la gelatina en el microondas como antes y la añadimos al almíbar y la mezclamos bien.
Ahora echamos la mezcla sobre el chocolate blanco y dejamos reposar y mezclamos rápido para que se derrita el chocolate al completo. Añadimos la leche condensada y volvemos a mezclar para que se integre.
Ahora ponemos el glaseado en un vaso y ponemos el colorante poco a poco hasta tener el tono que queramos. Batimos con batidora pegada a la base sin despegarla. Cuando esté en el tono que queremos pasamos por un colador y reservamos a temperatura ambiente hasta que alcance los 35 grados. Ahí podremos echar la mousse congelada. Ahora queda echar la mousse y reservar en la nevera hasta que la tarta de San Valentín coja la textura ideal para comer.