Iñaki Urdangarín vivió ayer un momento «celeb» que nunca hubiese imaginado, al ser abordado por unos fans a su salida de Don Orione después de casi año y medio trabajando en el centro, y sacarse fotografías y firmar autógrafos como si de una estrella del rock se tratara.
Una experiencia que el marido de la Infanta Cristina no vivía desde que abandonó el balonmano – no olvidemos que ha sido una de las principales figuras de dicho deporte en nuestro país – pero que, acostumbrado a las mieles de la fama, disfrutó enormemente.
Esta mañana, horas después de recordar el cariño de la gente, y que parece haber recobrado tras obtener el tercer grado penitenciario, Urdangarín ha vuelto a su puesto de trabajo, donde en esta ocasión no le esperaba ningún fan cámara y cuaderno en mano para sacarse una fotografía con él y llevarse un autógrafo de recuerdo.
Muy discreto, pero ocultando una media sonrisa, el exduque de Palma ha evitado sin embargo confesar si le sorprendió que sus admiradores se presentasen en su trabajo.