Isabel Pantoja se ha convertido en la absoluta protagonista de la crónica rosa en los últimos días. Su enfrentamiento con su hijo Kiko Rivera, su relación con su hermano Agustín – que algunos tachan de enfermiza – sus acuciantes deudas, su guerra con Francisco y Cayetano Rivera y sus interminables problemas legales, entre otras cosas, han hecho de la tonadillera el personaje más buscado de la actualidad.
Por ello, hemos intentado hablar con Julian Muñoz, una de las personas que mejor conocen a Pantoja – con quien mantuvo un sonado romance entre los años 2003 y 2009 – pero su tremebunda reacción ha dejado más que claro que no quiere saber nada ni de la artista ni, por qué negarlo, de la prensa.
Como un energúmeno, el exalcalde de Marbella ha cambiado el tradicional «buenos días» por un «tú que cojones quieres chalao», antes de intentar echar (de la calle, todo sea dicho) al reportero: «Fuera, que me tocas los cojones. Tonto del culo. Vete y lo vendes. Vas y dices que te he dicho que me toques los huevos».
No satisfecho con tales faltas de respeto, Julián ha optado por amenazarnos, asegurando que si le seguíamos preguntando por Isabel Pantoja «te estrello». Muy molesto, el ex político ha estallado en exabruptos con las cuestiones sobre el dinero que la tonadillera podría tener oculto en el extranjero: «Para que me critiquéis y me pongáis a parir. Que me toques los cojones, ahora decís que tengo mal carácter, Me tocas los cojones. Hala, a mamarla. Que tengo muy mal carácter, que soy muy mala gente que es lo que dicen. Me tocas los cojones y sigue grabando»
Después de fumarse un cigarro y entre gritos decir que le criticásemos por fumar por sus problemas de salud, Muñoz ha vuelto a cargar contra la prensa asegurando que iba a llamar a la Guardia Civil porque «lleváis 20 años dándome por culo. Ya os vale»
Muy enfadado tras llamarle «caballero», el exalcalde de Marbella ha evitado hablar sobre el enfrentamiento que Pantoja mantiene con su hijo Kiko asegurando que «no tengo ni puta idea» y continuando con su ristra de faltas de respeto e insultos que nos recuerdan la peor cara de un Julián que pensábamos que había cambiado tras su paso por prisión.