Bruja Escarlata y Visión ya vive en nuestros hogares, habiendo aterrizado finalmente en el catálogo de Disney+ el pasado día 15 de enero. Una ficción que hizo historia, puesto que el título supone ser la primera serie del Universo Cinematográfico de Marvel. Y emitida exclusivamente en la plataforma del ratón Mickey.
Elizabeth Olsen y Paul Bettany vuelven a sumergirse en el universo. Y retoman sus respectivos roles como Wanda Maximoff y Visión para, valga la redundancia. Personajes protagonistas que encabezan la ficción Bruja Escarlata y Visión. Y esta vez lo hacían en clave de sitcom tradicional. De aquellas hilarantes ficciones surgidas en la segunda mitad del siglo pasado.
Ya puedes disfrutar en el catálogo de Disney+ de los dos primeros episodios de Bruja Escarlata y Visión. Donde se presenta a la pareja dentro de su vida en los suburbios. Y justo en el final del segundo episodio, se muestra a una Wanda Maximoff embarazada. Un detalle que ya se había confirmado en los varios avances de la serie. Y que despertó la intriga, de la mano de incontables preguntas. Las cuales vamos a pasar a resolver hoy.
3Un auténtico homenaje a la era dorada de la comedia
Así lo afirmaban personas del equipo, como su propio creador Jac Schaeffer. “La serie es una carta de amor a la Edad Dorada de la televisión. Estamos homenajeando a todos esos shows increíbles y esas personas que llegaron antes que nosotros, pero a la vez estamos intentando hacer algo nuevo”. Una auténtica reinvención del género, trayendo a nuestro presente aquellos orígenes de tantos formatos como lo es la comedia de situación.
Todas las imágenes promocionales de Bruja Escarlata y Visión mantenían ese estilo de serial de los años 50. Lo que supone una ruptura bastante bestial en comparación con lo visto anteriormente en el Universo Cinematográfico de Marvel. De hecho, y sin ir más lejos, su episodio piloto se rodó como si de una sitcom de los 50 se tratase. En blanco y negro, y frente a una audiencia en directo.
Algo que, al rendir tributo con Bruja Escarlata y Visión, aterró notablemente a los actores. Puesto que sus interpretaciones estuvieron condicionadas, quisieran o no quisieran. Sintiéndose observados, y haciendo partícipes a los propios espectadores de los errores. Una sensación a la que, finalmente, consiguieron habituarse sin ningún tipo de problema.