Las almendras son el fruto del almendro (Prunus dulcis), un árbol de la familia de las rosáceas. Existen de hecho dos variedades de almendro, el prunus amara produce unas almendras amargas que no pueden ser consumidas por los humanos por resultar tóxicas. Y el almendro que da las almendras dulces y que los humanos hemos aprendido a apreciar y a cultivar desde hace miles de años.
Y no es de extrañar pues las almendras son uno de los frutos secos más nutritivos y agradables de comer. Las almendras aportan muchas propiedades benéficas a nuestro organismo, pero como casi cualquier tipo de producto también pueden tener algunos puntos oscuros. A lo largo de este artículo trataremos de aclarar los beneficios y algunos problemas que puede traerte el consumo regular de las almendras.
4¿Fuente de cianuro?
Al inicio de este artículo hablamos de la existencia de dos tipos de almendras. Las almendras amargas no son aptas para el consumo porque contienen un producto llamado amigdalina, que al entrar en contacto con la saliva, libera ácido cianhídrico o prúsico, muy parecido al cianuro, y puede causarte serios daños. Este producto también se localiza en la semilla de otros frutos como las semillas de los albaricoqueros, de los melocotoneros y de los manzanos.
Las almendras dulces también son fuente de amigdalina, pero en una cantidad muy baja, unos 0.06 g/Kg de promedio. Esta depende tanto de la variedad de las almendras como de la zona de cultivo. Por suerte, el ácido cianhídrico es hidrosoluble y volátil. Lo que quiere decir que puede eliminarse lavando muy bien las almendras, sometiéndolas a un tratamiento térmico o usando ambos métodos a la vez.
En el año 2014, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos ordenó la retirada de su mercado de una partidas de almendras sin tratar ni pelar procedentes de España e Italia. Lo cierto es que habría que consumir cantidades muy grandes de almendras para que realmente supusiera un problema de salud.