3 razones por las que comer almendras a diario, y 3 por las que no acercarte a ellas

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Las almendras son el fruto del almendro (Prunus dulcis), un árbol de la familia de las rosáceas. Existen de hecho dos variedades de almendro, el prunus amara produce unas almendras amargas que no pueden ser consumidas por los humanos por resultar tóxicas. Y el almendro que da las almendras dulces y que los humanos hemos aprendido a apreciar y a cultivar desde hace miles de años.

Y no es de extrañar pues las almendras son uno de los frutos secos más nutritivos y agradables de comer. Las almendras aportan muchas propiedades benéficas a nuestro organismo, pero como casi cualquier tipo de producto también pueden tener algunos puntos oscuros. A lo largo de este artículo trataremos de aclarar los beneficios y algunos problemas que puede traerte el consumo regular de las almendras.

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Las almendras ayudan a reducir la inflamación

Uno de los beneficios del consumo de frutos secos en general y de las almendras en particular es que contribuyen a disminuir la inflamación en el organismo. Una de las razones es su alta concentración de tocoferol, un tipo de vitamina E que hace que las almendras contribuyan a reducir la inflamación celular. 

Pero además,  su consumo regular beneficia el tracto gastrointestinal. Mejorar el tránsito bacteriano intestinal es fundamental para nuestro estado de salud general, beneficiándose la digestión y contribuyendo a prevenir o mejorar problemas como el reflujo, las úlceras duodenales, el estreñimiento, etc. Las almendras también son ricas en zinc, uno de los minerales imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema inmunitario, para combatir el cansancio y para favorecer el crecimiento.