Save the Children recomienda que el cierre de los centros educativos en Andalucía «se contemple como el último recurso» en la lucha contra la Covid-19, ya que lo prioritario en estos momentos es «salvar la educación». Y recuerda que volver a cerrar los colegios «tendría un coste educativo y social muy alto» porque la educación presencial «es un servicio esencial, como lo es la alimentación o la salud».
Con motivo de la alarma social generada por la alta incidencia del virus en algunas zonas de la comunidad y, después de que en la localidad gaditana de La Línea de la Concepción se haya registrado esta semana «una tasa de absentismo escolar del 90%», Save the Children recomienda «explorar todas las alternativas antes del cierre presencial, como nuevas reducciones del tamaño de los grupos, el uso de otros espacios y, si no hay otra opción, modalidad semipresencial con profesorado de apoyo».
Además, la ONG insta a que los grupos que desempeñan una mayor labor en el mantenimiento de la sociedad, como el colectivo del profesorado o el sector de los cuidados, deberían priorizarse en la etapa 2 de vacunación frente a la Covid-19, prevista para iniciarse en España a partir de marzo, así como los colectivos con una mayor vulnerabilidad clínica.
El director de Save the Children en Andalucía, Javier Cuenca, recuerda que varios estudios han demostrado que la enfermedad sigue teniendo «menor incidencia y gravedad» en los niños, así como que la última evidencia sobre la cepa británica «muestra que, aunque es más contagiosa, no se transmite más en niños y adolescentes, sino que sigue pautas similares a la variante anterior».
«No se pueden pedir más esfuerzos a la escuela si no se hacen antes en el entorno. Se habló de salvar la Navidad; tanto antes como ahora, creemos que lo realmente prioritario es salvar la educación. Los niños y las niñas no pueden pagar con su educación las consecuencias de la relajación de las restricciones por la Navidad», apunta Cuenca, quien añade que «no se pueden cerrar colegios mientras sigan bares, restaurantes, gimnasios o lugares de culto abiertos», ya que son los espacios que más contribuyen al riesgo de contagio.
Save the Children lamenta que la pandemia «está agravando la desigualdad educativa» que ya existía antes: España es el tercer país europeo donde más se repite por ser pobre, e hijos e hijas de madres sin la ESO abandonan prematuramente diez veces más (40%) que aquellos con madres universitarias (4%). Y recuerda que en Andalucía la tasa de abandono educativo prematuro (21,6%) es más alta que la media nacional (17,3%).
Por lo tanto, la ONG recomienda también que, en el caso de tener que pasar a una educación telemática, la transición «debería ser gradual, flexible y focalizada» en zonas de muy alta transmisión, con criterios de edad y de equidad, empezando por los niveles superiores no obligatorios y teniendo en cuenta el perfil de vulnerabilidad social del alumnado y el riesgo de abandono escolar de adolescentes. Además, «se debería agilizar la distribución de dispositivos a aquellas familias que no disponen de ellos y la formación a docentes y familias sobre educación híbrida y uso educativo de TIC».
VENTILACIÓN, PREVENCIÓN DE CONTAGIO Y FRÍO
Por otro lado, Save the Children sigue recomendando la ventilación natural de las aulas como una de las medidas principales para prevenir la Covid-19 y critica que el problema del frío en los centros educativos «reside en la poca inversión en infraestructuras que se ha venido realizando en los últimos años de la crisis económica.
Ante esta situación, la ONG ofrece algunas recomendaciones para poder mantener un equilibrio entre una buena ventilación y la prevención del frío en las aulas como «asegurar que los sistemas de calefacción funcionan adecuadamente, revisando, reparando y renovando de forma urgente equipos afectados por la falta de inversión de los últimos años». Esta es, además, una de las inversiones que permiten los fondos europeos de recuperación (Next Generation), aprovechando para hacer los sistemas de climatización de los centros educativos «más eficientes a nivel energético».
Asimismo, aconseja «proporcionar, allí donde no se haya hecho, medidores de CO2 a los centros educativos para medir y ajustar las necesidades de ventilación de cada aula a las mínimas necesarias para mantener temperaturas en las aulas aceptables para la salud (no menos de 17°)» e «»invertir en la adquisición de sistemas de ventilación mecánica y/o filtros HEPA para complementar en aquellas aulas donde la ventilación natural no sea suficiente o no sea compatible con mantener unas temperaturas que no sean insalubres.
También aboga por «abrir la posibilidad de reducciones de alumnos por grupo y uso de espacios alternativos que permitan reducir la ventilación necesaria a niveles compatibles con temperaturas aceptables en las aulas» y asegura que las «deben ser equitativas y adaptadas a cada centro y aula, prestando especial atención a los centros educativos públicos con alumnado desfavorecido, que son los más afectados por los déficits de infraestructura de climatización y por la falta de recursos».