- Como cada temporada, María Luisa Banzo se hace con las mejores trufas para elaborar con este manjar recetas tan irresistibles y poco habituales en Madrid como Sopa de trufa, Rebanada de pan caliente con mantequilla y trufa o Carpaccio de trufa.
- Por supuesto, no faltan clásicos con este añadido, como los Huevos fritos, ni la estrella de la casa, la Manita rellena de carne; y para finalizar con el mejor sabor: Frutas gratinadas.
- Sin duda esta joya terrestre será la protagonista de la casa hasta que dure la temporada -finales de febrero- por lo que sentarse en una de sus mesas para celebrar al amor este San Valentín será una deliciosa opción
Teníamos muchas ganas del nuevo año, pero 2021 ha comenzado dejándonos helados, y nunca mejor dicho, pero al menos este mes de enero y hasta que dure la temporada -hacia finales de febrero- lo que también nos está dejando son unas trufas de escándalo. Y si alguien lo sabe bien es María Luisa Banzo, al frente de La Cocina de María Luisa (Jorge Juan, 42. Madrid), donde la trufa -de Soria, Guadalajara o Morella (Castellón)- ha inundado todo con su inconfundible aroma y ‘adornado’ muchos platos con un intenso y brillante negro.
Como cada invierno, María Luisa rinde homenaje a este manjar de la naturaleza, que casi, casi puede decirse que le gusta más que sus adorados níscalos, y es que esta soriana ha crecido entre trufas, su aroma la traslada a su infancia y a los comensales, al paraíso… Siempre con la premisa de la sencillez, para que este hongo no pierda protagonismo y se aprecien a la perfección sus sutiles matices, estos días se puede comer de principio a fin con Tuber melanosporum.
Su sopa, todo un clásico
Empezando por la Sopa de trufa y yema -que como buena sopa que es y siempre le decía su abuela, reconforta el alma y el estómago- o la Rebanada de pan caliente con mantequilla y trufa, que nos hacen viajar a Francia; para continuar con un espectacular y original Carpaccio -lascas de este ‘diamante de la cocina’, con sal, aceite y mucho placer-. Otro plato con séquito de incondicionales es el Revuelto y no digamos los Huevos de corral con su puntilla y trufa.
Por supuesto, los clásicos de la casa tampoco pueden faltar y serán un acierto en la comanda: las Delicias de acelgas y la Manita de cerdo, ambos platos rellenos de carne y con ‘bien de trufa’. Los más ‘pescaderos’ pueden decantarse por el casi olvidado congrio, que María Luisa borda con una receta de su abuela Aurora o el Bacalao gratinado con confitura de naranja.
Y ahora el bocado dulce, porque en La Cocina de María Luisa hay ‘melanosporum’ hasta en el postre. Estos días la cocinera corona con ella sus maravillosas Frutas gratinadas -fruta fresca de temporada con sabayón- ¿te atreves?
Un San Valentín muy especial
Sin duda alguna este festín es una opción más que recomendable para celebrar a Cupido y es que la trufa siempre enamora y con María Luisa, aún más, porque como puede leerse en su carta “degustar un buen plato, correctamente servido, con un buen vino, en un ambiente agradable, es similar a disfrutar de una magnífica obra de arte. Si la compañía es especial, es como rozar el cielo con los dedos”.
Y es que ya de por sí, María Luisa Banzo es una mujer que derrocha amor y que en esta temporada ha pasado, además de los problemas que en mayor o menor medida nos hemos encontrando todos, por el fallecimiento de su madre, a la que admiraba, cuidaba y tenía presente a diario en su restaurante a través de sus recetas, escritas a mano y decorando las paredes, su delantal, e incluso su cocina de carbón expuesta en un salón. María Luisa Amat era una persona ilustre, reconocida cocinera y querida tanto en su pueblo, Navaleno, como en todos los lugares donde dejó su huella. Ahora, ese pequeño ‘museo’ se ha transformado en un cúmulo de recuerdos aún más valiosos y que pretende honrar a las mujeres de la posguerra que sacaron a tantas familias adelante en tiempos difíciles como el que ahora vivimos.
Medidas Covid
La Cocina de María Luisa tiene capacidad para 65 personas (ahora la mitad según normativa COVID) divididas en tres salones -más la terraza, solo apta para valientes con el frío-, sencillos, pero llenos de historias, como el presidido por las cocinas antiguas de su madre y su abuela. Unos salones en los que ahora, además del gel hidroalcohólico en cada una de las mesas, están acondicionados con purificadores de aire de tecnología HEPA, con un sistema de control de calidad del aire que monotoriza los niveles de CO².
Como siempre, el servicio, de los de toda la vida, es atento, amable y profesional. En su amplia y variada bodega predominan las referencias de Ribera del Duero. El horario de cocina es de 13:30 a 16:00 horas los siete días de la semana -pudiéndose alargar las sobremesas sin problema, un plan de lo más apetecible, mientras se charla y disfruta de una buena copa-. El ticket medio es de 45 € y el precio de los platos truferos va desde 25 hasta 45 €.