La sordera o hipoacusia se refiere al déficit funcional que ocurre cuando una persona pierde capacidad auditiva en menor o mayor grado. La sordera puede presentarse en forma unilateral, cuando afecta a un solo oído, o bilateral, cuando afecta ambos oídos.
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Tras la sordera, el ser humano presenta dificultad para oír o incluso puede tener la imposibilidad total de usar este sentido. Si la pérdida auditiva es parcial se llama hipoacusia, mientras que si es total se llama cofosis.
Es decir cuando hablamos de hipoacusia, hablamos de una sordera parcial en la que la persona tiene una leve capacidad auditiva. De hecho puede usar un aparato que le permita escuchar mejor, pero no es obligatorio.
Mientras que la cofosis, es una sordera total, es decir que la persona no tiene ninguna capacidad de audición. No puede oír ningún sonido.
La sordera es un problema más común de lo que parece y puede desarrollarse desde pequeño o con el tiempo.
Se estima que más de 300 millones de personas en el mundo viven con un grado de hipoacusia que les genera algún tipo de discapacidad. Siendo el 91% de estos casos en adultos y 56% en hombres.
Esto representa el 5,3% de la población mundial. Sin embargo, se estima que hasta el 15% de la población adulta tiene algún grado de pérdida auditiva. Este porcentaje es mucho mayor si se valoran las personas mayores de 65 años, llegando hasta un tercio de esta población.
Tipos de sordera
La sordera se clasifica en función de la cantidad de pérdida auditiva, una clasificación cuantitativa. También se clasifica por el lugar de la lesión donde se produce el déficit, que es la clasificación topográfica y el momento en el que aparece, que es la clasificación cronológica.
Clasificación cuantitativa. Teniendo en cuenta la repercusión de la sordera y la cantidad de pérdida auditiva:
- Leve. Umbral de audición menor a 30 dB
- Moderada. Umbral de audición entre 30-50 dB
- Grave. Umbral de audición entre 50-80 dB
- Profunda. Umbral de audición entre 80-95 dB
- Cofosis o anacúsia (pérdida total). Umbral de audición por encima de los 95 dB
Clasificación topográfica.
- Hipoacusia de transmisión. Es aquella que se produce cuando se ve afectada la parte mecánica del oído (oído externo y oído medio), es decir, por lesión del aparato transmisor de la energía sonora.
- Sordera neurosensorial o de percepción. Cuando la lesión se localiza en la parte interna del oído, es decir, en el órgano de Corti (cóclea o caracol), de las vías acústicas o del córtex cerebral auditivo.
- Sordera mixta. Cuando una hipoacusia se origina por distintas lesiones coexistentes que afectan al mismo tiempo a todas o varias de las estructuras implicadas. Se podría definir como una combinación de hipoacusia de transmisión e hipoacusia neurosensorial.
Clasificación cronológica. Según el momento en el que comienzan
- Genéticas o hereditarias. Transmitidas por anomalías en un gen y pueden ser precoces cuando se manifiestan desde el mismo momento del nacimiento o tardías cuando se desarrollan a lo largo de la vida del paciente.
- Adquiridas. Pueden ser prenatales por actuación de un agente patógeno que incide sobre la madre en el periodo embrionario; perinatales, cuando la lesión acontece en el momento del parto; o postnatales, cuando el daño se establece a lo largo de la vida.
- Adquisición del lenguaje. Se distinguen dos tipos, hipoacusia prelocutiva, si la sordera tiene lugar antes del desarrollo del lenguaje hablado, o hipoacusia postlocutiva, si tiene lugar cuando el lenguaje está bien desarrollado.
Causas de la sordera
Las causas de pérdida de audición y sordera pueden ser congénitas o adquiridas.
Causas congénitas
Las causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. La pérdida de audición puede obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a complicaciones durante el embarazo y el parto, entre ellas:
- Rubéola materna, sífilis u otras infecciones durante el embarazo.
- Bajo peso al nacer.
- Asfixia del parto (falta de oxígeno en el momento del parto).
- Uso inadecuado de ciertos medicamentos como aminoglucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos.
- Ictericia grave durante el período neonatal, que puede lesionar el nervio auditivo del recién nacido
Causas adquiridas
Las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad.
- Algunas enfermedades infecciosas, como la meningitis, el sarampión y la parotiditis.
- La infección crónica del oído.
- La presencia de líquido en el oído (otitis media).
- Uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer.
- Los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos.
- Exposición al ruido excesivo en entornos laborales en los que se trabaja con maquinaria ruidosa o se producen explosiones.
- Exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas, como el uso de aparatos de audio personales a un volumen elevado durante períodos prolongados de tiempo.
- Obstrucción del conducto auditivo producida por cerumen o cuerpos extraños.
¿Cómo diagnosticar un problema?
Para diagnosticar la sordera, el especialista se apoyará en varias pruebas, entre ellas la evaluación física, las pruebas generales de detección, las pruebas de diapasón o la audiometría.
- Examen físico de audición: estos deben ser parte de los exámenes médicos de rutina. En esta fase el especialista o médico de atención primaria juega un rol clave en la identificación temprana de la pérdida auditiva.
- Pruebas de diapasón: son pruebas sencillas y útiles para descubrir otitis media y ayudan a diferenciar entre tipos de hipoacusia conductiva y neurosensoriales.
- Audiometría: este examen es realizado por un audiólogo y el objetivo inmediato de la audiometría tonal es determinar los umbrales auditivos. Esto se refiere a la mínima intensidad capaz de evocar una sensación auditiva con tono puro.