La pandemia destruyó el equivalente a 2 millones de empleos en España

La pandemia de Covid-19 redujo un 8,8% el número de horas trabajadas en todo el mundo a lo largo de 2020, lo que equivale a la pérdida del equivalente a 255 millones de empleos a nivel global, incluyendo el recorte del 13,2% de las horas trabajadas en España, un impacto equivalente a la destrucción de 2,01 millones de empleos, según los cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

De este modo, entre las grandes economías desarrolladas, solo Italia y Portugal registraron un impacto adverso superior al de España, con la pérdida del 13,5% y del 13,4% de las horas trabajadas, respectivamente, el equivalente a 2,41 millones de empleos en el caso de Italia y de 520.000 empleos en el de Portugal.

En este sentido, la OIT subrayó la disparidad en los porcentajes de pérdida de horas de trabajo entre el sur de Europa y las economías del centro y norte del continente, con pérdidas del 4,2% para Países Bajos, del 6,3% para Alemania, del 7,3% para Bélgica, o del 8,4% para Francia, todos ellos por debajo de la media mundial del 8,8%.

«Considerando la especial vulnerabilidad del empleo en los modelos productivos de España y demás países meridionales europeos, la recuperación debería servir para cambiar la estructura productiva para hacerla más sostenible y las reglas de contratación para facilitar la estabilidad de los empleos, acercando ambos a la media europea», ha apuntado el director de la oficina de la OIT para España, Joaquín Nieto.

En este sentido, Nieto ha mostrado también su inquietud por el desempleo juvenil español, que supera ya el 40%, señalando que «esta dramática situación de desempleo juvenil es algo que España no se puede permitir», ya que los que está en riesgo, de no superarse, «es ni más ni menos que la recuperación económica y social», por lo que es urgente poner en marcha medidas como la garantía juvenil que ofrezca a todos los jóvenes que se encuentren sin trabajar y sin estudiar, una oferta formativa o un empleo.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha reconocido este lunes durante su participación en el Foro Económico Mundial que el paro juvenil es «inaceptablemente alto» en España, por lo que se trata una cuestión central en la agenda del Ejecutivo.

255 MILLONES DE EMPLEOS PERDIDOS.

A nivel global, la OIT calcula que se perdieron el 8,8% de las horas de trabajo, lo que equivale a 255 millones de empleos menos y supone un impacto adverso aproximadamente cuatro veces mayor que el provocado en el mercado laboral por la crisis financiera mundial de 2009.

Estas pérdidas generalizadas provocaron una disminución del 8,3% de los ingresos provenientes del trabajo a escala mundial, antes de que aplicaran medidas de apoyo para garantizar los ingresos, equivalente a 3,7 billones de dólares (3,04 billones de euros), o al 4,4% del producto interno bruto (PIB) mundial.

El estudio de la OIT destaca también la repercusión desigual por sectores económicos, zonas geográficas y mercados de trabajo, poniendo de manifiesto la inquietud de que se produzca una «recuperación en forma de K», es decir, de que los sectores y los trabajadores más afectados se queden atrás durante el proceso de recuperación, lo que daría lugar a una desigualdad cada vez mayor, a menos que se adopten medidas correctivas.

En este sentido, el sector más afectado por la pandemia ha sido el de la hostelería y la restauración, en el que la tasa de ocupación se redujo en más del 20%, en promedio, seguido de los sectores del comercio minorista y las actividades de producción industrial.

Por contra, la tasa de ocupación en el sector de la información y la comunicación, así como en el de las finanzas y los seguros, aumentó en el segundo y tercer trimestre de 2020. También se registró un aumento marginal en los sectores de la minería y la extracción de minerales, así como en los servicios públicos.

Asimismo, la organización subraya que las mujeres se han visto afectadas en mayor medida que los hombres por las consecuencias adversas de la pandemia en el mercado laboral, ya que a escala mundial, la tasa de ocupación de las mujeres se redujo en un 5%, frente al 3,9% en el caso de los hombres. Las mujeres tienen muchas más probabilidades que los hombres de salir del mercado de trabajo y de dejar de formar parte de la fuerza de trabajo», señala.

En el caso de los trabajadores más jóvenes, la OIT denuncia que se han visto particularmente afectados, ya sea por la pérdida de empleo, la salida de la fuerza de trabajo, o la incorporación tardía a la misma. De esta manera, la tasa de ocupación de los jóvenes disminuyó un 8,7%, frente al 3,7% en el caso de los mayores de 25 años, lo que «pone de relieve un riesgo muy elevado de una generación perdida».

PERSPECTIVAS PARA 2021.

A pesar del elevado grado de incertidumbre que aún existe, la OIT señala que de las previsiones más recientes para 2021 se desprende que en la mayoría de los países se producirá una recuperación relativamente sólida en el segundo semestre del año, una vez que los programas de vacunación comiencen a surtir efecto.

De este modo, el estudio contempla tres casos hipotéticos de recuperación. En su escenario base, la OIT espera una pérdida del 3% de las horas de trabajo en todo el mundo en 2021 con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivalente a 90 millones de empleos a tiempo completo.

Bajo la hipótesis más pesimista, con demoras en el proceso de vacunación, se prevé una reducción de las horas de trabajo del 4,6%, mientras que en el escenario hipotético más favorable, con un aumento de la confianza de consumidores y empresas por el control de la pandemia, propiciarían una reducción del 1,3% de las horas trabajadas.

«Los indicios de recuperación que vemos son alentadores, pero son frágiles y muy inciertos, y cabe recordar que ningún país o grupo puede recuperarse por sus propios medios», señaló Guy Ryder, director general de la OIT.

«Nos enfrentamos a una disyuntiva: una opción conduce a una recuperación dispar y no sostenible, con una desigualdad e inestabilidad cada vez mayores, susceptibles de agravar la crisis. La otra lleva a una recuperación centrada en las personas, con el fin de reconstruir mejor y promover el empleo, los ingresos y la protección social, así como los derechos de los trabajadores y el diálogo social. Si queremos una recuperación duradera, sostenible e integradora, este es el camino que deben seguir los responsables políticos», advirtió.