Greenpeace ha alertado de la falta de preparación y adaptación de España a los eventos climáticos, cada vez más extremos y frecuentes, que han llevado, solo en lo que va de 2021 a que ocho comunidades autónomas hayan sido declaradas zona afectada gravemente por una emergencia de Protección Civil, por los daños de las nevadas y lluvias de ‘Filomena’.
Los efectos de la borrasca han motivado la declaración de emergencia en Principado de Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía, Aragón, Madrid, La Rioja y Navarra, pero la ONG advierte de que ahora, estas nevadas se desharán con la lluvia y el ascenso de las temperaturas y pondrán en riesgo de inundación a diferentes zonas de la geografía.
Greenpeace recuerda que la lluvia estos días acelerará el deshielo en un país con alto riesgo de inundaciones. Según el Observatorio de la Sostenibilidad, los ríos y cauces naturales han perdido un 12 por ciento de su superficie entre 1987 y 2000.
Otro problema ambiental es el que provoca el uso masivo de sal para fundir el hielo y la nieve, ya que según Greenpeace provoca daños en acuíferos, fauna y flora.
Ahora, sin heladas, la lluvia acelerará el proceso de fusión, especialmente en aquellas zonas de montaña donde hay más nieve acumulada. «Los humanos hemos invadido el propio territorio del río, constriñéndolo, y por lo tanto sufrimos las consecuencias de ello cuando hay crecidas. Hemos convertido ríos sinuosos en canales casi lineales de hormigón, lo que hace que el agua corra más rápido y por lo tanto aumente el riesgo de inundación y su peligrosidad», ha advertido el portavoz de Greenpeace España, Julio Barea.
Barea alerta de la evolución de los usos de suelo en España sobre todo por una urbanización masiva en terrenos no siempre adecuados: se ha invadido el dominio publico hidráulico, con viviendas, infraestructuras y todo tipo de equipamientos y ha desaparecido o alterado sustancialmente la vetegación de ribera en la práctica totalidad de los ríos de nuestra geografía.
La ONG recomienda a los planificadores urbanos que desarrollen estrategias y planes de prevención y gestión de riesgos que, a través de una gestión pública, sean capaces de responder de forma rápida y eficaz a las necesidades que se presenten.
La gestión del riesgo de inundaciones, según Greenpeace, exige una visión conjunta a nivel de cuenca y una adecuada ordenación del territorio que se ha obviado y un adecuado mantenimiento y limpieza de cauces que están faltos de limpieza.
Asimismo aconseja establecer franjas amplias de protección en los márgenes de los torrentes; trabajar con sistemas eficientes en alerta meteorológica; contar con más estudios de atribución en y para España, dado que es la única herramienta científica que informa de manera objetiva la relación del cambio climático y un evento meteorológico determinado.