- Te presentamos los principales factores a tener en cuenta para servir el vino y cómo hacerlo para que conserve de forma óptima sus características organolépticas, cuerpo, sabor y aroma.
- Elegir la copa adecuada, decantar el vino o mantener la temperatura idónea son algunos de ellos.
Elixir del dios Baco, sagrado para algunas religiones y elemento de integración social, el vino ha formado parte de la cultura y la gastronomía mundial desde tiempos inmemoriales. Así, la bebida más antigua del mundo se ha convertido en protagonista de los momentos más especiales. El vino ha pasado a ser piedra angular en la sociedad impulsando la inspiración y desarrollo de nuevas actividades para otros sectores además del gastronómico, como el turismo o la industria de la belleza.
De hecho, muchos sibaritas y amantes del buen vino (los ya conocidos como wine lovers), no dudan en saber identificar sus diferentes cualidades, su cuerpo, su sabor y sus aromas. Con el fin de brindar experiencias memorables no solo en el paladar, sino también en la memoria, aquí está el resumen en seis sencillos pasos cómo convertirse en el anfitrión ideal sirviendo al rey de copas de la mejor forma para que luzca sus propiedades en todo su esplendor.
6Guardado en casa como oro en paño
Los anfitriones son los que deben comprobar que los vinos están en óptimas condiciones y van a encargarse de servirlos, siempre antes de cada plato y teniendo en cuenta el tiempo de decantación si es necesario (idealmente, una hora antes). Para su correcta conservación en casa, lo ideal es guardarlos en una nevera de vinos, pero en caso de no disponer de una, pueden seguirse los siguientes principios: mantener los vinos en posición horizontal (que el tapón esté siempre húmedo para que no se contraiga y deje entrar el aire) y la temperatura debe ser estable, entre 8 y 15 grados, alejados del sol y la luz directa.
Si se va a servir un vino que requiera otra temperatura, se colocará en la nevera el tiempo necesario. Un utensilio muy práctico es el termómetro para vinos (los de tipo fajín son muy prácticos, ya que permiten detectar la temperatura antes de abrir la botella de vino).