- Te presentamos los principales factores a tener en cuenta para servir el vino y cómo hacerlo para que conserve de forma óptima sus características organolépticas, cuerpo, sabor y aroma.
- Elegir la copa adecuada, decantar el vino o mantener la temperatura idónea son algunos de ellos.
Elixir del dios Baco, sagrado para algunas religiones y elemento de integración social, el vino ha formado parte de la cultura y la gastronomía mundial desde tiempos inmemoriales. Así, la bebida más antigua del mundo se ha convertido en protagonista de los momentos más especiales. El vino ha pasado a ser piedra angular en la sociedad impulsando la inspiración y desarrollo de nuevas actividades para otros sectores además del gastronómico, como el turismo o la industria de la belleza.
De hecho, muchos sibaritas y amantes del buen vino (los ya conocidos como wine lovers), no dudan en saber identificar sus diferentes cualidades, su cuerpo, su sabor y sus aromas. Con el fin de brindar experiencias memorables no solo en el paladar, sino también en la memoria, aquí está el resumen en seis sencillos pasos cómo convertirse en el anfitrión ideal sirviendo al rey de copas de la mejor forma para que luzca sus propiedades en todo su esplendor.
5Cada tipo de vino a su óptima temperatura
Esta variable debe tener la atención que se merece porque será indispensable para paladear el carácter del vino y apreciar sus cualidades. Así, las temperaturas de servicio recomendadas según el tipo de vino son: de 5 a 8 grados para blancos jóvenes, espumosos, finos y manzanillas; de 8 a 10 para rosados y blancos muy dulces; de 10 a 12 para blancos con crianza, amontillados, olorosos y oportos; de 12 a 14 grados para tintos jóvenes con pocos taninos; de 14 a 16 para tintos con crianza y de 17 a 18 grados para tintos reserva y gran reserva.
No obstante, estos estándares variarán en función de las costumbres de cada país y el momento en que se tomen. Lo más importante es que se sirvan a la temperatura correcta y que ésta se mantenga durante todo el servicio.