El consejero delegado del nuevo grupo automovilístico Stellantis (creado tras la fusión de PSA y FCA), Carlos Tavares, ha reivindicado que la operación de fusión es un «escudo perfecto» para proteger la actividad de las fábricas y los puestos de trabajo.
En una rueda de prensa, Tavares ha asegurado que el compromiso de la empresa es no cerrar ninguna factoría como consecuencia de la fusión y ha insistido en que las fábricas son un activo de la compañía y es necesario sacar el mayor provecho posible a las mismas.
Este mensaje es especialmente importante para España, donde el Grupo PSA contaba con hasta tres plantas de producción en Vigo, Madrid y Zaragoza. Sobre esta última en concreto, Tavares se ha referido al «éxito» del nuevo Opel Corsa y lo ha nombrado como ejemplo para lograr que otros modelos de Fiat consigan ser igual de competitivos.
Sobre la situación de las fábricas en Italia, el directivo ha indicado que Stellantis tendrá que buscar una mayor eficiencia. «Esto se podrá conseguir porque es lo que quieren nuestros trabajadores», ha destacado, tras lo que ha añadido que esto no incluye el despido de parte de la plantilla, sino que esta mejora de la competitividad vendrá por la forma en la que se producen los coches.
En cuanto a la factoría de Vauxhall en Reino Unido, Tavares ha destacado que la situación de esta fábrica no se puede ligar a la fusión, sino a los cambios normativos impuestos por el Gobierno de este país y por el Brexit.
Así, no ha descartado que en el futuro estas instalaciones tengan que cerrar, ya que ha explicado que si no se pueden vender coches de combustión en Reino Unido a partir de 2030, es probable que los vehículos eléctricos del grupo sea más rentable producirlos en la Europa continental, lo que dejaría sin productos esta planta.
También se ha referido a las factorías de América Latina, en concreto las ubicadas en Argentina y Brasil. En este último, otras firmas como Ford anunciaron recientemente su decisión de echar el cierre en todas sus instalaciones de producción.
Tavares ha indicado que las factorías continuarán operando en esta región, pero ha criticado la situación de «vientos en contra» que los gobiernos de estos países han creado. «Llega un momento en el que los vientos en contra son demasiado fuertes», ha lamentado, añadiendo que «todas las empresas tienen sus límites».