El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira ha confiado un año más en el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) para la monitorización y el seguimiento del riesgo geológico en la cueva de Altamira, para lo que se emplean dispositivos que precisan la mínima intervención física tales como drones y fisurómetros.
Según ha informado el IIIPC, se trata de unos trabajos, iniciados en 2019, que se amplían en este momento hasta diciembre de 2021 y que dirige, como investigador responsable, Miguel Ángel Sánchez Carro junto a la también investigadora Viola Bruschi, ambos profesores de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y miembros del Instituto.
Según la directora del Museo Nacional Altamira, Pilar Fatás, la ampliación de este proyecto responde al «trabajo fundamental» para conocer los desplazamientos del macizo rocoso sobre la cueva, por lo que «dados los buenos resultados obtenidos», considera «de vital importancia continuarlo y ampliarlo a nuevas zonas de trabajo».
El objetivo del proyecto es, desde su inicio, llevar a cabo la monitorización de discontinuidades y bloques del macizo rocoso que alberga la cueva de Altamira que han sido señalados como zonas de alto riesgo geológico.
Para ello se emplean dispositivos que precisan la mínima intervención física y permiten el estudio combinando la caracterización del terreno tanto desde el exterior, por ejemplo, mediante el uso de drones, como desde el interior mediante el control de desplazamientos de bloques y apertura de discontinuidades en el rango de micras.
En este sentido, un aspecto prioritario de la investigación es llevar a cabo el estudio con una mínima intervención física en el interior y exterior de la cueva, al mismo tiempo que se actúa en el sentido de solventar la dificultad de accesibilidad a la superficie del macizo rocoso en las zonas de estudio localizadas en una sala o galería de grandes dimensiones y/o altura.
El análisis del terreno desde el exterior mediante el uso de un dron se lleva a cabo desde el IIIPC gracias a que la profesora Bruschi dispone de la licencia de nivel avanzado de piloto de RPAs.
Los resultados obtenidos en este proyecto permitirán tener un conocimiento detallado de la estabilidad del macizo rocoso que alberga la cavidad y una monitorización en continuo, que junto con otras técnicas, permitirán identificar el efecto causado por posibles intervenciones llevadas a cabo en un entorno próximo a la cavidad.
El IIIPC es un instituto universitario de investigación de carácter mixto, de titularidad compartida por el Gobierno de Cantabria, la Universidad de Cantabria y Santander Universidades.