- Los Picos, situada en el barrio del Pilar, es una cervecería de toda la vida, de comida casera y sin artificios.
- Además, disponen de una pequeña tienda en la que se puede comprar una cuidada selección de quesos y embutidos.
- Conviene reservar, ya se que siempre se encuentra lleno. No en vano, sus cervezas de barril están consideradas como de las mejor tiradas de Madrid.
Mesas de madera, barra de aluminio y comida casera: una receta clásica, pero cada vez más en desuso en Madrid. Por eso, a quienes entran en Los Picos les recorre una oleada de nostalgia, propia de quienes han vivido una juventud entre vermut de grifo y risas con los amigos en el bar de toda la vida. Porque en eso, se basa precisamente el éxito de Los Picos, en volver a la esencia de una auténtica cervecería de barrio, en este caso el del Pilar. Un punto de encuentro entre familias, compañeros, donde tomarse una caña de barril bien tirada y degustar una de sus maravillosas tapas caseras. Donde recordar anécdotas o, simplemente, sentirse como en casa y detener el tiempo antes de volver a la rutina diaria.
Aquí se conocen todos. Tanto es así que, sin tener servicio a domicilio, durante el confinamiento, la familia que lo regenta, capitaneados por Rober, hijo del propietario, se volcó en llevar a los habituales el menú del día a su casa, la mayoría gente mayor a la que le cuesta cocinar. Un servicio que se apreció en el barrio y que han intentado corresponder con creces. Es difícil encontrar una mesa vacía y los chavales jóvenes compiten con los jubilados por reservar uno de sus codiciados sitios. Y es que muchas veces, en los bares, se acaba haciendo familia.
Comida de toda la vida
En Los Picos prima la comida castiza, la de toda la vida. Sus torreznos, considerados como uno de los mejores de la capital, son una auténtica delicia. Crujientes, pero tiernos por dentro, con ese sabor que recuerda a pueblo y a infancia, y de esos que provocan que no tengas ningún remordimiento al saltarte la dieta.
Por otro lado, sus patatas bravas quitan el aliento, con una salsa ligeramente picante, pero sin pasarse, lo justo para dar un punto de ‘alegría’ al plato. Sus croquetas elevan la palabra a otro nivel, con jamón ibérico en una bechamel perfectamente ligada y con un rebozado crujiente que se deshace en la boca. Además, ofrecen unas maravillosas tostas, por 6 euros, ideales para compartir, puesto que son de un tamaño considerable.
Embutidos de impresión
Pero si por algo destaca esta taberna son sus embutidos, que han llegado a convertirse en un verdadero icono del bar. Tal es su éxito que incluso se pueden adquirir dentro de la propia cervecería y no es extraño ver largas colas en fechas señaladas. La cecina de León es una de las estrellas, así como su jamón, cortado a cuchillo con una maestría digna de un verdadero maestro jamonero. Tampoco hay que desdeñar su selección de quesos. Desde los más fuertes, hasta los más tiernos, aunque si uno destaca es el curado con trufa. Su sabor intenso compite con un olor embriagador, que abre el apetito.
Para quienes prefieran sentarse a la mesa a comer, en Los Picos también tienen un menú del día con platos tradicionales, pero elaborados con mimo. Ensaladillas, filetes con patatas, platos de cuchara, pescados al horno… son algunas de las opciones que puedes encontrar fácilmente y que nunca decepcionan.
Vermut de grifo
Los amantes de la cerveza están de suerte. Dicen que la de Los Picos, de barril, está tan bien tirada que se ha convertido la mejor del barrio y, por qué no, en una de las mejores de Madrid. Además, es de los pocos lugares donde siguen sirviendo vermut de grifo artesanal, una reliquia que ha atraído a numerosa clientela, fieles a esta bebida popular durante años en España. Estando a un paso de la llamada Ciudad de los Periodistas, no es extraño ver a afamados locutores o redactores, que acuden prestos a su bar de cabecera a comentar la actualidad.
“Somos nuevos en el barrio así que leímos las opiniones en Internet sobre Los Picos y nos dejamos llevar. Llamamos para reservar ya que leímos que es un bar pequeño y, menos mal, porque tienen pocas mesas. Al entrar nos llamó la atención un plato de chacina de una de las mesas, preguntamos al camarero y nos dijo que era cecina. Atraídos por su buen aspecto la pedimos, junto con paté de oca y revuelto de morcilla, 2 cervezas y 2 tintos con limón (38€ en total). No sabría decir qué estaba más rico: el paté es el mejor que hemos probado, el revuelto no se hace pesado aún siendo de morcilla y la cecina de lujo. Lo original de todo es que además de las tapas de la carta tienen una parte de venta al público de embutido y chacinas que bien se puede comprar para llevar a casa o para consumir allí mismo. Quedamos encantados con la comida y el trato y la próxima vez iremos a probar los menús, porque seguro que volveremos”, cuenta uno de sus clientes.
Y es que Los Picos es un bar que nunca decepciona, con una esencia auténtica, perenne a lo largo del tiempo y que nunca pasa de moda. Es el calor del hogar, la confianza de una familia y la alegría de cruzar una puerta y que Rober, siempre sonriente, te pregunte: “¿Lo de siempre?”