La borrasca ‘Filomena’ podría suponer una oportunidad para que los Ayuntamientos en las zonas más afectadas por las nevadas aprovechen la ocasión para replantear su arbolado en el futuro, ya que los efectos del cambio climático en las ciudades pueden contribuir a la extinción o eliminación de aquí a 40 años de numerosas especies, según un experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Real Jardín Botánico de Madrid.
El técnico y jefe de la unidad de Jardinería y Arbolado del RJB, Mariano Sánchez, ha explicado a Europa Press que ‘Filomena’ ha afectado a numerosos ejemplares no solo en el Real Jardín sino también en la ciudad de Madrid, entre otros municipios tras el paso de la borrasca.
Sin embargo, advierte de que esta ha sido una nevada «esporádica», que no se repetía en más de medio siglo, pero los efectos del cambio climático ya están haciéndose presentes. Por ello, recomienda a las autoridades municipales de parques y jardines que analicen las especies más convenientes porque el calentamiento global obligará a hacer cambios y a buscar especies que resistan mejor al calor, como las de Andalucía, para plantarlas en Madrid.
De este modo, Sánchez, que también preside la Asociación Española de Arboricultura se ofrece para colaborar con el Ayuntamiento de Madrid sobre las especies más convenientes para el arbolado urbano, ya que considera que algunas, como robles, tilos o castaños de indias, están condenadas a desaparecer en unos 40 años.
Para elegir las especies más adecuadas opina que es necesario estudiar a fondo la situación porque por ejemplo no se pueden instalar olivos cerca de hospitales, al ser una planta alergénica, como tampoco se suelen poner especies perennes en calles de Valladolid, Soria o Madrid, porque pueden partirse las ramas cuando hiela por la noche, mientras que sí convienen los plátanos de paseo, por ejemplo, frente a los aligustres, que no dejan pasar el sol, por lo que no derriten el hielo y se parten. «No se suelen poner árboles perennes ni frutales en aceras», añade.
Aunque le consta que Madrid ya está estudiando esta situación, el experto del RJB-CSIC insiste en que hay que acelerar este análisis porque el cambio climático también se acelera y reitera su ofrecimiento al Consistorio de la Capital una mesa redonda de colaboración con la Asociación Española de Arboricultura y Real Jardín Botánico.
PERJUICIOS DE FILOMENA
En concreto, ha precisado que son las especies de hoja perenne de árboles y arbustos las más perjudicados por los efectos de las intensas nevadas y el frío posterior. Se refiere así a pinos, cedros y encinas, así como los alibustres –los que se han caído en calles principales de Madrid como Fuencarral–. «Estaba claro que Filomena iba a afectar más a los perennifolios (los que no pierden sus hojas en invierno)», ha apuntado.
De hecho, afirma que ‘Filomena’ apenas ha perjudicado a las especies caducifolias, que apenas habrán perdido alguna rama y si lo han hecho se debería a las podas que se realizan de forma sistemática y que, a su juicio, no deberían practicarse, porque alguna rama puede pudrirse en el interior y por el peso de la nieve, se parte.
En cuanto a los daños concretos para el Real Jardín Botánico (RJB), ha detallado que sobre todo han resultado perjudicados los más cercanos a la calle de Claudio Moyano, pues es la parte sureste, por donde llegó ‘Filomena’ y, precisamente donde se ubican pinos, cedros y encinas.
Así, Sánchez, que con su equipo ha realizado ya una primera valoración del jardín ha dicho que se han partido ramas de unos 15 árboles, de los que 7 serían pinos, 4 cedros y alguna encina. «Algunas de las ramas caídas pesan 200 kilos», señala el responsable de arbolado que ha explicado que si bien el RJB está aún cerrado al público, los técnicos han establecido una ‘zona cero’, para acotar estos efectos y evitar que ningún trabajador resulte herido.
En la actualidad, confía en que después de los primeros trabajos, en torno al próximo martes el 70% del jardín estará «estupendo» como para empezar a retirar las ramas, hacer limpiezas y retirar todos los restos, como por ejemplo de los laureles, ya que se han partido unos 60 ejemplares.
«Cuando ya no haya peligro se podrán empezar a hacer todas esas tareas», ha comentado Sánchez, de cara a la reapertura al público del Real Jardín Botánico en unos diez días.
BENEFICIOS DE LA NEVADA
El representante del CSIC y a su vez presidente del Instituto de Arboricultura aclara que los arbustos y caducifolios están preparados desde noviembre para el frío, para lo que tiran sus hojas, y los perennes están también adaptados a las bajas temperaturas.
Sin embargo, ‘Filomena’ es una buena noticia para flores y bulbos como los tulipanes, ya que el frío les viene muy bien para su posterior florecimiento en febrero o marzo. De hecho, asegura que estas temperaturas son un «frío normal para las plantas» e incluso no les afecta porque a las que están bajo tierra la nieve les hace una especie de iglú.