Si algo ha conseguido Pixar y parecía impensable es que sus películas nos hagan llorar. La gran mayoría ha llorado con Bambi. Eso era animación realizada a mano. Y el sentimiento con el que estaba hecho nos hacía saltar la lagrimita fácil. Pero no era sencillo conseguirlo en dibujos realizados por ordenador. Aún así, prácticamente en cada película que ha hecho, Pixar nos ha sacado la lagrimita. Además, esas escenas han bordado sus largometrajes. De hecho, Pixar es una de las candidatas sempiternas al Oscar a mejor película de animación cada año que produce un largometraje.
La fórmula de Pixar es sencilla pero infalible. Una técnica de realización de películas cada vez más pulida y un guion que no deja indiferente a nadie. Películas que tienen múltiples capas y diferentes lecturas. Y a cada título que pasa, un cine más destinado a los padres pero que los niños también comprenderán perfectamente. Con Coco, Inside Out y Soul se ha visto claramente. Los niños se lo pasan de rechupete, pero son cintas que van dirigidas más a los papás, que entenderán en toda su extensión. Pixar ya está especializadas en películas que tocan la fibra y que te hacen aflorar el llanto. Vamos a repasar algunas de las mejores escenas que lo consiguieron.
5Toy Story 3: Su final
La tercera película de Buzz Lightyear y Woody nos habla de nuestra propia vida. Sobre todo en la escena final. A lo largo de 15 años, desde que se estrenó la primera parte hasta que se estreno la tercera, hemos ido creciendo.
También los muñecos se han ido haciendo mayores y, como no podía ser de otra forma, su dueño, Andy. La tercera película era como una despedida de Andy y sus dos grandiosos amigos. Y todos nos vimos reflejados en ese Andy que cerraba su capítulo de la niñez.
La escena final, cuando Andy ya se marcha a la universidad a comenzar su vida adulta, nos sitúa en casa de Bonnie. El chico juega por última vez con Woody y antes de dejarle los muñecos a su nueva dueña dice “Gracias, amigos”. Y nos hace a todos llorar.