Hay signos inequívocos de que, sin que lo sepas algo puede estar sucediendo dentro de ti. O de un amigo tuyo. Estas pistas delatan si te estás volviendo gay sin saberlo.
[nextpage title=»La falta de Barriga es determinante»]
Tripa cervecera:
Si tienes más de 35 y aun no tienes tripa cervecera, estamos casi en disposición de asegurar que eres gay, o estás en vías de serlo. La única excepción es la de los mayores de 35 años sin pareja estable, solteros o recién divorciados. Esos tienen un pase. Pero todo el resto mariquitas perdidos si no asoma un protuberante estómago por encima del cinturón. Decir que no bebes, que te cuidas en exceso es síntoma inequívoco de ser flojito.
[nextpage title=»Comes cosas muy raras»]
¡Chupa como un hombre!:
Comer polos y otras mierdas de esas que se chupan. Las únicas cosas que un hombre de verdad puede chupar son las patas de las cigalas, los percebes, las cabezas de las gambas y cualquier otro tipo de marisco. Todo lo demás que se chupe son mariconadas y punto. Lo saben hasta en las mejores familias. Si te descubres a ti mismo chupando un polo en la playa, preocúpate muy seriamente.
[nextpage title=»Gatos»]
Gato = Gay:
Tener gato. Sólo un homosexual consumado tendría gato. Un gato es como un perro pero en maricón, tiene sentido común, se lava con su propia lengua, come pescado y nunca se emborracha. Es decir, el hombre que tiene un gato en casa vive en una profunda relación de fijación homosexual. Fijaros que a un perro se le llama con dignidad masculina «Sandocan, cabrón ven aquí» «Rompehuesos, ¡salta!», pero a un gato «Bsss-bsss-bsss-bsss-bsss ven bonito bssss». Ridículo. Los machotes no tienen gato a no ser que sea una obligación conyugal. Y en ese caso, tienen la obligación de comprar un perro que lo haga desaparecer.
[nextpage title=»Cazadores»]
El macho auténtico es cazador:
Los hombres cazan. Es así desde el origen de los tiempos y herencia de nuestros antepasados. Y hablamos de los dos tipos de caza, la cinegética y la caza en una discoteca una noche cualquiera. Lo llevamos en el ADN es nuestro instinto más primario.
Si no cazas cuando tienes la oportunidad de salir estás convirtiéndote en un julandron.
No ir de caza en el campo porque no hay sitio para cagar es otro síntoma claro de que eres un flojeras. Un hombre caga donde más le apetece. Quien nunca ha experimentado avistar un jabalí con los calzoncillos bajados no sabe que es ser un hombre. Lo que las mujeres no saben es que ir a cazar es en verdad una excusa para los hombres para mear por todo el campo y así marcar el territorio.
[nextpage title=»mirar el buzón»]