Hace ya mucho que nuestra dependencia al móvil es más que preocupante. Es una adicción con todas las de ley, que implica comportamiento impulsivo y nos genera ansiedad y angustia si estamos lejos del objeto de deseo. ¿Qué sufrimientos no nos desgarran si, de pronto, el teléfono se nos queda sin batería estando fuera de casa y no tenemos manera de recargarlos? Para muchos de nuestros contemporáneos posiblemente sea esa la peor situación que puede imaginarse. No sabría que hacer con sus manos, cómo entretenerse en los pasos de cebra o a qué dedicar los tiempos muertos. Estos son nuestros ridícilos problemas del Primer Mundo, y con buen ojo comercial nuestros ingenieros y empresas tecnológicas se dedican a buscarles soluciones.
Ya han salido al mercado hace mucho las baterías portátiles, que son un complemento indispensable en la vida cotidiana de muchos. Antes salir de casa cargado de trastos que arriesgarse a quedar desconectado durante unos minutos o unas horas. Eso jamás, y por eso cualquier cachivache que nos garantice cargar nuestro teléfono móvil lejos de casa va a tener éxito seguro. Se han ensayado ya cargadores de móvil insertados en mochilas y pequeños estuches, y ahora un grupo de ingenieros está tratando de ir un paso más allá.
3Sin materiales tóxicos
Continúa hablando el profesor Asadi: “Los materiales piezoeléctricos son buenos candidatos para conseguir almacenar energía procedente de las vibraciones mecánicas. Esta viene, por ejemplo, del movimiento que hace el propio cuerpo. Pero hay un problema, y es que muchos de estos materiales son cerámicos y contienen plomo, que es tóxico. Eso hace que sea difícil integrar en ellos circuitos electrónicos”. Sus hallazgos prometen, pero aún hay tela que cortar hasta dar con el tejido inteligente eficaz y a un precio más o menos razonable.
Las propiedades pinzoeléctricas del nylon son conocidas por los científicos desde la década de los 80. Hubo muchas investigaciones con dicho material, pues se comprobó que no contenía materiales tóxicos. Sin embargo, el nylon común, el barato que encontramos en muchas de nuestras prendas de ropa, era muy difícil de manipular. El nylon, en su forma pura, es un polvo blanco que puede ser mezclado con otros materiales antes de modelarse y convertirlo en un producto. Por eso, puede hacerse cualquier cosa a partir de este material, desde piezas para coches hasta cepillos de dientes.