Por qué vapear es casi igual de malo que fumar cigarrillos

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Las modas son incomprensibles la mayoría de las veces, y mucho más si tienen que ver con fumar. De pronto, un producto o una costumbre empieza a extenderse y no sabemos muy bien por qué. Circulan mitos de todo tipo, afirmaciones sesgadas que nos confunden y la llamada deseabilidad social, que nos pierde. Y acabamos asumiendo como verdad cosas que son mentira y, un buen día, nos vemos adquiriendo un nuevo hábito o utilizando un producto que hasta entonces nos era totalmente prescindible. Esa es, más o menos, la historia de cómo el vapear entró en nuestras vidas y se instaló de lleno.

Ya no es nada raro ver a gente por la calle o en los bares con su vapeador, “fumando”. Hace tres o cuatro años, tal vez algo más, eran casi marcianos los que lo hacían. De pronto empezaron a abrir decenas de tiendas que vendían este tipo de vapeadores bajo la promesa de que eran mucho más sanos que fumar cigarrillos. Poco a poco, gracias a la ciencia y a las investigaciones independientes, esa mentira ha ido desmontándose  con el tiempo. Hasta el punto de que hoy sabemos de que los riesgos son más o menos los mismos.

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Vapear y fumar

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Sin embargo, alternar el consumo de cigarrillos con el vapeo es igual de dañino que fumar solo cigarrillos. No reduce de ningún modo el riesgo de padecer daños cardiovasculares o enfermedades respiratorias. En los datos analizados, con una muestra superior a los 7000 sujetos, los investigadores se centraron sobre todo en dos síntomas que son buenos y fiables predictores de los ataques al corazón. Dichos síntomas son la inflamación y el estrés oxidativo en el cuerpo. 

De todos los participantes, alrededor del 10% declararon fumar combinando cigarrilos electrónicos y cigarrillos tradicionales. De entre los 7000 sujetos, los que solamente vapeaban presentaban un riesgo ligeramente menor de peligro cardiovascular. Sin embargo, las personas que combinaban ambos tipos de consumo tenían el mismo riesgo de enfermedad que quienes fumaban solamente cigarrillos. La conclusión es fácil: o lo uno y lo otro, y lo mejor es ni lo uno ni lo otro.