Los huevos nevados son un dulce de esos que dejan huella. Una manera distinta de ofrecer unos ingredientes comunes servidos para deslumbrar. Este postre tradicional nace de la idea de aprovechar todo lo que tenían a su alcance para crear una repostería de gala. Una base de natilla que se corona con un merengue de lo más elaborado. Es tan fácil de crear todas las capas que darán lugar a estos alimentos nevados que podrás prepararlos siempre que quieras sorprender.
Solo se necesitan unos pocos ingredientes y mucho amor para tener listo un postre como este en un tiempo récord. Si quieres conocer todos los secretos de este postre nevado, toma nota de los pasos que deberás seguir. Realmente, es un plato de postre más que delicioso y seguro que tú y la gente a la que se lo ofrezcas, le va a encantar.
5Otra forma de hacerlos
Ponemos en unos vasitos la mitad de un bizcocho de soletilla. En una cazuela ponemos la leche y el azúcar (los dos tipos) a calentar y antes de que rompa a hervir agregamos los huevos para hacer las natillas. Luego, no paramos de remover con una cuchara hasta que la mezcla vaya espesando. Vosotros decidiréis en que punto las queréis dejar, cuando más tiempo de calor más espesas. Distribuimos en los vasitos de presentación. Los bizcochos tienden a flotar pero en cuanto se empapen bien podremos bajarlos hacia abajo otra vez.
En una cacerola ponemos un vaso de agua y 300 gr de azúcar para hacer un almíbar de hebra media. Mientras, en un bol montamos las claras y cuando ya hayan blanqueado añadimos 100 gr de azúcar en forma de lluvia y seguimos montando hasta que consigamos un merengue firme. ¿Cómo sabemos que el almíbar está listo? Cuando al poner un tenedor dentro del almíbar, el almíbar, se queda entre los espacios de los dientes del tenedor y si soplamos se forma una burbuja.