La Confederación Española de Pesca (Cepesca) ha estimado unas pérdidas de 54,3 millones de euros y de 4.318 toneladas de las principales especies en los próximos cinco años tras el acuerdo alcanzando en el Brexit, según los datos analizados por la patronal española.
«El impacto de la pérdida de más de 54,3 millones de euros es importante para las familias de los armadores, tripulantes, trabajadores en tierra y para los empleos indirectos que se generan por parte de los 88 buques del censo de NEAFC y los cuatro bacaladeros que pescan en Svalbard y que tienen puerto base en Galicia, Cantabria y el País Vasco», ha indicado el secretario general de Cepesca, Javier Garat.
En concreto, las flotas españolas que operan en el caladero británico y en Svalbard arrancan la actividad este año con unas 3.455 toneladas menos que en 2020 de especies como merluza, gallo, rape o bacalao, lo que supondrá unas pérdidas estimadas de en torno a 9,36 millones de euros este año, tras el reciente acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y el Reino Unido.
La patronal pesquera ha advertido de que estas cifras podrían incrementarse si el total admisible de capturas (TAC) de varias de esas especies, que actualmente es provisional, sufre alguna reducción en la próxima negociación entre el Reino Unido y la UE.
«Si bien al principio acogimos el acuerdo con cierto alivio, tomando como referencia los porcentajes de reducción basados en la estabilidad relativa de capturas que fueron aportados por el Gobierno, a medida que vamos traduciendo esa nomenclatura política a cifras reales del día a día, constatamos un grave perjuicio a corto plazo, al que se suma la incertidumbre que vendrá desde 2026», ha explicado Garat tras analizar los datos del impacto del acuerdo.
Según el cálculo de Cepesca, basado en reducciones de toneladas, solo en aquellas especies de alto valor, como la merluza, el gallo o el rape, los recortes se sitúan en un 3,5%, 8,4% y 6,6% en la zona 7 (Oeste de Irlanda y Porcupine), respectivamente, y son de un 18,9% de gallo y un 19,8% de rape en la zona 6 (Oeste de Escocia).
A estas reducciones habría que sumar, además, las de otras especies también objeto de captura por parte de la flota española como la del bacalao (15% menos) en Svalbard. Todas estas cifras podrán subir o bajar cada año en función del TAC que se vaya fijando de las diferentes especies.
La patronal pesquera advierte de las consecuencias a medio y largo plazo, ya que el periodo transitorio solo durará cinco años y medio y, a partir de ese momento, la Comisión Europea, en nombre de los Estados miembro, deberá negociar cada año con el Reino Unido, tanto el acceso a las aguas como las cuotas. Y a partir de este año ambas partes tendrán que negociar los TAC de los 119 stocks compartidos.
Cepesca ha señalado que más allá de la preocupación en torno a la gestión conjunta de estas poblaciones de peces para garantizar la sostenibilidad, esta situación genera una «incertidumbre enorme» en las empresas del sector pesquero al no saber con qué cuotas podrán contar a partir de 2026 y si todos los buques podrán tener acceso a las aguas británicas.
Por otro lado, la patronal señala que se desconoce el impacto que tendrá en la Política Pesquera Común (PPC), así como en los intercambios de cuotas entre los diferentes países que pescan en Reino Unido, ya que, a partir del próximo año, contarán con menos posibilidades de pesca para posibles intercambios.
Ante esta nueva etapa, Garat ha indicado que los «Gobiernos de la UE y la Comisión Europea deberían estar a la altura de las circunstancias y defender a la industria pesquera europea». «Es la única fórmula para generar confianza en las instituciones y evitar que se multiplique el número de euroescépticos en el sector pesquero», ha subrayado.