El zinc es un mineral esencial para el ser humano, que está ampliamente distribuido por todas las células y tejidos que hacen parte de los procesos fisiológicos. Este mineral actúa en más de 100 enzimas diferentes y está implicado en el metabolismo de los glúcidos y lípidos.
Además, este mineral también participa en la biosíntesis y la degradación de las proteínas. Ayuda en el transporte de dióxido de carbono y en la constitución del tejido óseo. Es decir, el zinc forma gran parte de los procesos que hace el organismo.
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El zinc es importante también para el buen funcionamiento del sistema inmune y una perfecta actividad muscular.
También es parte de la fabricación de proteínas y el ADN, el material genético presente en las células. Parte importante en el embarazo, la infancia y la niñez, es el mineral que se requiere para crecer y desarrollarse correctamente.
El zinc a su vez favorece en la cicatrización de las heridas y el funcionamiento normal del sentido del gusto y el olfato.
Zinc, parte de la fuente de vida del organismo
A principios de 1930, varios estudios en animales mostraron la importancia del zinc en el crecimiento y supervivencia de los animales. Más tarde en el 61, se reconoció la importancia de la deficiencia de zinc en los seres humanos.
El zinc se encuentra presente en todos los órganos, tejidos, fluidos y secreciones del cuerpo humano. Se estima que alrededor del 83% del zinc en el cuerpo está en el músculo y hueso (y el 95% se encuentra a nivel intracelular.
No existe un lugar anatómico específico que funcione como reserva de zinc y por ende no hay reservas convencionales en tejidos que puedan ser liberadas o almacenadas en respuesta a variaciones.
Partiendo de esto y a medida que avanzaron los estudios, se comprobó que el zinc participa en una gama de procesos bioquímicos relacionados con el metabolismo humano, por lo que su deficiencia afecta y altera considerablemente las funciones fisiológicas y metabólicas del organismo.
Por ello los especialistas mantienen índices exactos de la cantidad diaria de zinc que requiere una persona dependiendo de su edad. Las cantidades promedio diarias de zinc, expresadas en miligramos (mg), que se recomiendan para las personas son:
Bebés hasta los 6 meses de edad 2 mg
Bebés de 7 a 12 meses de edad 3 mg
Niñas y niños de 1 a 3 años de edad 3 mg
Niños de 4 a 8 años de edad 5 mg
Niños de 9 a 13 años de edad 8 mg
Adolescentes (varones) de 14 a 18 años de edad 11 mg
Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años de edad 9 mg
Adultos (hombres) 11 mg
Adultos (mujeres) 8 mg
Adolescentes embarazadas 12 mg
Mujeres embarazadas 11 mg
Adolescentes en período de lactancia 13 mg
Mujeres en período de lactancia 12 mg
Alimentos y suplementos que son fuente de zinc
El zinc se encuentra en una variedad de alimentos, pero las grandes proporciones se encuentran en alimentos de origen animal, particularmente en los órganos y músculos de vacunos, porcinos, aves, pescados y mariscos.
El contenido de zinc es relativamente alto en los alimentos de origen vegetal como las nueces, semillas, legumbres y cereales sin refinar. También se encuentra, aunque en menor cantidad, en tubérculos, cereales refinados, frutas y verduras.
También es posible encontrar zinc en varios medicamentos o suplementos. Puede ser solo o combinado con calcio, magnesio, y otros.
El zinc también se encuentra presente en algunos productos no recetados de ingestión oral, entre ellos, los medicamentos homeopáticos para resfriados. Los aerosoles y geles nasales y algunas pastas adhesivas para dentaduras también.
Sin embargo, es preciso aclarar que un consumo excesivo de dichos suplementos, pueden causar malestares como diarrea, cólicos abdominales y vómito.
Además, algunos podrían incluso causar niveles excesivos de zinc e insuficiencia de cobre. Este exceso puede ocasionar problemas neurológicos que incluyen entumecimiento y debilidad en los brazos y las piernas.
Deficiencia es igual a complicaciones
La deficiencia de zinc es igual a problemas en el organismo. Como hemos mencionado anteriormente, es parte fundamental para el funcionamiento del organismo.
Si hay deficiencia, disminuye el ritmo de crecimiento de los bebés y niños, retrasa el desarrollo sexual en los adolescentes y causa impotencia en los hombres. Además, causa pérdida del cabello, diarrea, lesiones en los ojos y la piel.
También es la razón de la pérdida de apetito y por ende la pérdida de peso, problemas de cicatrización de heridas, disminución del sentido del gusto y reducción de los niveles de concentración.
Aunque algunos de los síntomas puede estar o no relacionado con la deficiencia del zinc, lo más prudente es que si cualquier persona o niño que tenga alguno de los síntomas descritos, debe acudir al médico.
Será el especialista quien determine si en efecto los síntomas corresponden a una deficiencia de zinc y cuál es el tratamiento correcto de acuerdo a la edad. Cada médico recomienda una alimentación saludable y balanceada, sin embargo cualquier duda extra que tengas puedes consultar con el médico tratante.