El mercado de fichajes de invierno ya llegó y los clubes suelen tomarse este espacio para resolver algunos inconvenientes que surgieron en sus plantillas en este inicio de campaña, pero para otros es el momento de hacer los deberes que no lograron cumplir en el verano. Los errores pasan y muchos los solucionan ahora, porque como raza el dicho «mejor tarde que nunca». Sin embargo, en estos tiempos en los que la crisis del coronavirus todavía asola a los equipos, la verdad es que no muchos podrán acudir al mercado para reforzarse y otros, como el Real Madrid, prefieren guardarse de cara al verano.
Los viejos tiempos en que los fichajes invernales se veían de un lado a otro parecen haber quedado atrás; aunque claro está, las sorpresas nunca están descartadas, porque los intercambios y las cesiones pueden dejar varios cambios interesantes. La cosa es que para las escuadras grandes estos fichajes no suelen verse muy bien, debido a que muchos lo ven como que no hicieron bien su trabajo en verano; además de que su oportunidad de hacer grandes desembolsos no es tan fácil, porque los clubes no están dispuestos a perder a sus cracks a mitad de temporada. En el caso del equipo merengue es aún más difícil por su estatus fichar en enero; pero aún así ha hecho algunas apuestas y lo cierto es que, con más ranas en su historial, el Madrid afrontará otro mercado de invierno con los ojos abiertos por si ficha, pues tratar de no fallar.
3Gravesen peleó con todo el mundo
Así como hubo grandes aciertos como los de Marcelo y buenos fichajes como los de Adebayor, también hubo de esos que fueron algo extraños, como el que sucedió con Thomas Gravesen. En la temporada 2004-2005, el danés llegó al Real Madrid proveniente del Everton a cambio de 3,5 millones de euros, además siendo el primer fichaje de invierno de la historia de Florentino Pérez. Como contención cuajó rápidamente en el esquema del equipo, gracias a su dureza y a su físico portentoso. Sin embargo, poco a poco fue perdiendo el protagonismo con el que llegó.
Lo más memorable que dejaría sería su particular «Gravesinha» que todavía desata las risas de los aficionados y la inexplicable respuesta de cómo no rompió la rodilla tras semejante acción. Pese a algunos regresos esporádicos a la titularidad, su pelea con Robinho durante un entrenamiento, la mala relación que tenía con algunos compañeros y su falta de interés en seguir las órdenes de Capello lo condenaron, por lo que acabó saliendo en verano de 2006. Muchos aún no saben como duró tanto en el Real Madrid.