En los últimos años la meditación se ha desprendido en buena medida del aire místico y religioso que solía tener. Ahora es más habitual que reciba el nombre de mindfulness, o simplemente ejercicios y técnicas de meditación, relajación y respiración. Ya es muy común escuchar a psicólogos y profesionales sanitarios recomendar la meditación como una forma de paliar dolencias mentales como la ansiedad, la depresión o el estrés. También han quedado ampliamente probados sus beneficios para conseguir un estado de salud más equilibrado, por aquello del “mens sana in corpore sano”.
Existen evidencias científicas de peso que aseguran que es eficaz para eliminar el estrés y la ansiedad. Tal vez el más concluyente de estos estudios sea el titulado “The effect of mindfulness meditation training on biological acute stress responses in generalized anxiety disorder”, publicado por un grupo de psicólogos, psiquiatras y neurólogos en la revista Psychiatry Research. Según los datos recogidos por los investigadores, el mejor remedio contra la ansiedad se consigue con varias semanas de meditación intensiva. Pero, todo hay que decirlo, es necesario no fliparse, pues investigaciones recientes apuntan a que las personas que practican meditación tienden a ser un pelín más narcisistas que la media y a creerse espiritualmente superiores.
4Medir la superioridad espiritual
Para obtener estos resultados, los investigadores llevaron a cabo tres estudios que medían lo que ellos llamaron “superioridad espiritual”. Definieron este concepto como un sentimiento de superioridad sobre los demás basado en la falta de sabiduría y conocimiento que lel adjudicaban a las personas que les rodean y que se confieren a sí mismos. En el primero de los cuestionarios participaron 533 personas, en el segundo fueron 2223 los sujetos participantes y en el tercero y último contestaron a sus preguntas un total de 965 personas. Dichas preguntas le pedían a los sujetos calificar en una escala del 1 al 7 una serie de afirmaciones relativas a dicha superioridad espiritual.
Algunas de esas afirmaciones eran: “Estoy más en contacto con mis sentidos que otras personas”. “Estoy más atento a la que pasa entre el cielo y el infierno que la mayoría de las personas”. “El mundo sería un lugar mejor si los demás tuviesen los conocimientos que yo tengo ahora”. Al mismo tiempo, los autores de la investigación construyeron otra serie de escalas para descubrir cuáles de ellas podrían correlacionarse con los sentimientos de superioridad espiritual”. Por ejemplo, una de ellas medía la vocación a convertirse en “guía espiritual”. Es decir, a tratar de transmitir a otros los conocimientos espiritual que uno presume de tener.